Salvo error u omisión, que no parece, la de la Plaza del Pouet de Burjassot es la presentación más madrugadora de cuantas celebran las comisiones. Y pudieron celebrarla, además, el pasado sábado, porque la meteorología lo permitió. Estuvieron en un "ay" todo el día, pero pudieron cumplir con un ritual que, según asegura la presidenta, Arlinda Luzi, "llevamos celebrando cuarenta años". Lo que quiere decir prácticamente toda su historia, puesto que el Pouet plantará este año su falla número 46.

Hubo un tiempo en que Duque de Gaeta-Pobla de Farnals eran los primeros, celebrándola en el mes de julio. Pero ahora vuelven a serlo las del Pouet. "Y así lo hacemos al aire libre".

No espérese una exaltación revolucionaria, por mucho que lo sea el calendario: recepción a las salientes, corte de honor, entrada de las nuevas, discurso de mantenedoras, fallas invitadas, fin de fiesta? "somos muy tradicionales".

Una fiesta con nombres propios. Carmen Cervera, Isabel Carbonell y Samuel Ortiz pasaron el testigo a Adara Isabel Soto, Maria Ángeles Gómez y Ricard Soto (los infantiles son hermanos). Ejercieron de mantenedoras Olga Camps, una amiga de la familia de la infantil y Beatriz Andrés, hija de la fallera mayor. Para todo ellos empieza un año de representación. En el que, curiosamente, compartirán bastantes actos con las fallares mayores que son salientes. Cuestión de calendario, que para el Pouet es el más madrugador.

A partir de aquí empezará un ritual que seguirán, como máximo, 380 comisiones más. Que son las del censo fallero sumando, si se ratifica, la nueva comisión de Blas Gámez-Ángel Villena y restando la de Arrancapins que, por principios, no creen en la figura de falleras mayores. Y a las que habrá que añadir aquellas que, por imposibilidad, no tendrán ni fallera mayor ni infantil, y que el año pasado fueron seis.