Sin prácticamente dar tiempo ni a cambiarse. Las falleras mayores de València, Rocío Gil y Daniela Gómez, abandonaron bien tarde el pabellón de la Fonteta y al día siguiente ya estaban en pie, con otro traje de valenciana, para participar en la Ofrenda Marinera de la Agrupación de Fallas del Marítimo. Más o menos igual que el presidente del colectivo, José Pastor, que andaba con sus funciones de jurado de las infantiles.

Se trata de una de las liturgias más importante del colectivo fallero. Las falleras mayores y presidentes de las comisiones se desplazan en golondrinas hasta las aguas del Real Club Náutico, donde se encuentra la imagen de la Virgen de los Desamparados que, hace cuarenta años, se sumergió en las aguas del Puerto y que, desde 2009, fue trasladada a su nuevo emplazamiento con motivo de las obras de reforzamiento del faro.

Una vez en las coordenadas correctas, los submarinistas del Gised se sumergieron con el ramo de Rocío y Daniela para adosarlo a la imagen, mientras el resto de falleras lanzaban flores a las aguas del Mediterráneo.