En medio del apasionado, a veces excesivamente, debate por la decisión de la falla Borrull-Socors de convertir su comisión en indistinta, sin corte de honor, lo que abre la posibilidad a tener en su momento un fallero mayor, anoche se celebró un acto en el que los papeles «tradicionales» están cambiados, pero al revés: Murillo-Palomar celebró el acto de despedida de sus falleras mayores y el nombramiento de su presidenta infantil. Presidenta. La caramba de color rojo ha hecho feliz a la niña Neus Morales Vega. Ella será la que acompañe al presidente Jesús Sánchez-Gómez durante el año porque en esta ocasión no hay falleras mayores.

Neus llegó a la comisión hace tres años, cuando su abuela y su tía (las falleras cien por cien de la familia) conocieron la llamada de socorro de la comisión, que de tan pequeña estaba a punto de desaparecer. «Llegamos y nos integramos» asegura la abuela, Fernanda, que ha sido fallera mayor en 2018. «Y en el año 2017, cuando tenía cinco para seis años, Neus ya fue fallera mayor infantil. Pero le gusta mucho, quería apuntarse a todo, seguir...». Para 2019 no había falleras mayores y surgió la idea. «No: no repetir tan pronto de fallera mayor. Quizá más adelante. Ser presidenta». Tendrá menos actos, pero no le faltarán. Recientemente estuvo en la fiesta de bienvenida a presidentes y falleras mayores del Pilar-Sant Francesc y, obviamente, era la única chica en el lado presidencial. No tendrá exaltación, pero podrá ir de pleno derecho a las de otras comisiones, como hace un niño presidente cuando tampoco tiene fallera mayor infantil.

Neus, con su caramba roja de presidenta

Reglamentariamente correcto

La falla, eso sí, consultó en la Junta Central Fallera si era legal que una niña ocupe el cargo. Y lo es: textualmente, los dos cargos representativos infantiles, según el Reglamento Fallero, serán « elegidos de entre los falleros infantiles que la compongan». Una vaguedad en la redacción que permite ocuparse indistíntamente del sexo en el caso presidencial... y porque no se ha suscitado el caso en el de fallera o fallero mayor.

Ante la afirmación extendida de «no puede haber fallero mayor porque para eso está la figura del presidente», la comparación de derechos y obligaciones de ambos cargos en una comisión adulta es insostenible técnicamente: la fallera mayor es un cargo representativo y el presidente o presidenta de turno es de gestión, incluyendo responsabilidad civil. Pero en el caso de los infantiles no es así. Al tratarse de menores de edad, el presidente no puede ejercer ni gestionar legalmente (incluso aunque «firme» los contratos con el artista), por lo que, a lo largo de los años, se ha convertido a todos efectos en lo que podría llamarse «fallero mayor infantil»: un cargo representativo., siempre un paso por detrás en trascendencia del de la fallera mayor.

A pesar de ello, el número de niñas que han sido presidentas es escaso. Este año, curiosamente, hay, como mínimo, dos: Neus y, aún más curioso, en la que fue su antigua comisión, Poeta Altet-Benicarló. El nombramiento de una niña no es necesariamente una medida de emergencia por falta de censo. El año pasado hubo presidenta en la plaza del Negrito y hace tres en Zapadores-Vicente Lleó.

A la izquierda, Carlota Pradas, la presidenta infantil 2019 de Poeta Altet-Benicarló (Foto: Falla Poeta Altet)