"En el calendario de «mascletades» también destaca la presentación de una empresa no valenciana: la Pirotecnia María Angustias, de Granada. Esta empresa lleva ya un par de años disparando en algunas comisiones y ahora dará el salto a la gran plaza".

Así se explicaba, en enero de 2010, la llegada de la Pirotecnia Maria Angustias a la plaza del Ayuntamiento para ser la primera empresa andaluza que disparara en la plaza del Ayuntamiento. Ahora, la consternación se ha reflejado en todos los estamentos de la fiesta. Desde la Junta Central Fallera, cuyo presidente Pere Fuset lo expresó durante el último pleno, a las comisiones, en las que tenía (y tiene) un nicho de mercado.

"No vamos a dar ninguna lección, pero queremos tener la oportunidad", comentaba en aquel momento José Pérez, el gerente de la empresa, que apareció por el Palacio de la Exposición de forma modesta, sin querer hacer ruido. "Somos una empresa de 105 años (ahora 113) con tres generaciones de una misma familia. Dominamos la técnica del castillo piromusival y, endefinitiva, tenemos una experiencia de tiempo". Era la tarjeta de visita que ofrecían aquel día, a dos meses de su estreno en la catedral de la pirotecnia.

María Angustias llegó a las Fallas a través de la comisión de Azcárraga. La historia, tal como la contaba en 2012 el entonces presidente Francisco Sanz, fue a raíz del accidente pirotécnico de 2007. Contaba por entonces que "No encontrabámos empresas que nos dispararan. Entonces, buscando en internet, me llamo la atención el nombre y los llamé. Y estoy muy contento de haberlos encontrado".

Tanto es así, que José Pérez acabó haciéndose fallero de Azcárraga. Una comisión que acudió con pancarta aquel 2 de marzo de ese año para animarle y desearle suerte. Que la tuvo. Se derribaron las barreras de aquellos que no ven más allá: "¿Por qué tienen que venir de fuera a disparar?". Y, desde entonces, no se concibe una "mascletà" sin Maria Angustias. Siempre en la primera semana, en el turno de los que abren boca, pero con la virtud de no desentonar nunca.

El pasado mes de marzo dispararon el día 6, en la jornada en la que fueron invitadas al balcón las entidades andaluzas de la Comunitat Valenciana. Desde entonces, la presencia de pirotecnias no valencianas ya no sorprende ni causa desasosiego. Son uno más de la familia.

Aparte del accidente sufrido antes de aterrizar en València (en el año 2004), la pirotecnia María Angustias ya sufrió un fuerte revés cuando el propio José Pérez falleció en 2013 por causas naturales. En marzo del año siguiente, las desgracias continuaron, puesto que el nuevo gerente, su hermano Luis Pérez, en vísperas de su disparo fallero, hacía un viaje relámpago a Granada por el fallecimiento de su padre.

Sin tiempo ni para dormir se presentó otra vez en València, donde sus operarios preparaban un disparo que, a media mañana, quedó mutilado al no autorizarse por el viento la parte aérea. El doble homenaje, al padre y al hermano, se quedó en un disparo sólo a medias.

En los ejercicios siguientes, como si nada hubiese pasado, María Angustias volvió a disparar con su habitual buen hacer. Ahora falta por saber si, tras la enorme tragedia, la empresa estará en condiciones de volver a una plaza que le abrió los brazos y le espera. Lo mismo que aquellas comisiones, no pocas, que contrataban sus servicios. Habrá que esperar a que el dolor remita.