«Estamos en una sociedad en la que no se puede entender que no tengamos las mismas posibilidades. Por eso es un día importante para nosotras, para que el mundo fallero se vea reflejado en nosotras. Y que se vea que todas las mujeres de este colectivo, tienen nuestro apoyo. Somos muchas, la mayoría del censo, y estamos junto a ellas en la misma batalla, la de una igualdad que es irreversible. Es cuestión de tiempo y estamos aquí para dar el paso y acercar un poco más la meta». Así de contundente se mostraba ayer la fallera mayor de València, Marina Civera, antes de iniciar el taller de igualdad del que salieron con el papel de «Embajadoras de la Igualdad» tatuado. Un taller organizado por el Consejo de la Juventud en la que no se permitió la presencia de hombres y que pretendía, tal como les dijeron, que «aprovechéis vuestra importancia para poder decir que se escuche vuestra voz. Poder salir sin miedo de vivir en igualdad representando a una fiesta tan diversa y abierta como las Fallas».

Para soponcio de ese sector que no entiende o no quiere entender, el mensaje feminista que inició Rocío Gil el pasado ciclo ha llegado para quedarse por obra, gracia y verbo de su sucesora. «Lo importante no es dar más mensajes, sino continuarlo, que sea firme, que no desaparezca, que sea visible. Yo voy a continuar ese mensaje y si puedo aportar mi fuerza, lo haré».

Las palabras de Marina Civera parecían demostrar que algo está cambiando. «Me considero una persona muy moderna. Creo que se me nota. Que no me conformo con cualquier cosa. Soy muy del siglo XXI y la corte también lo es y también se ve. Eso da fuerza a las chicas a no esconderse, a ser protagonista. Quisiera que toda la gente joven vea eso en mi y se conviertan también ellas en protagonistas».

La fallera mayor ya ve muy lejos el estereotipo más repetido. «Hoy en día ya no hay mujeres florero. La sociedad ha cambiado a un nivel en el que las chicas crecemos aprendiendo que somos mucho más, que tenemos las mismas posibilidades que el resto y que no nos conformamos con menos. Con nuestra forma de entender ya no lo permitimos. JCF va permitiendo más a las falleras, puede decir lo que piensa, y que con ello represente a unas mujeres que sostienen la fiesta. También es cuestión de tiempo que quede claro a todo el mundo que no somos mujeres florero».

Hasta se le preguntó si, con esa claridad de ideas, piensa dedicarse a la política, como todo parece indicar que hará Rocío Gil. «Yo soy científica. No me veo en la política. Pero soy muy defensora de cambios buenos para las mujeres. Si ella está por ello, yo me sentiré orgullosa».