Asiáticos, árabes, sudamericanos, africanos o europeos siguen siendo una minoría en el censo de las comisiones. Pero hace tiempo que llegaron, entraron libremente los que quisieron, están y participan. Los casales no tienen reservado el derecho de admisión. Lo que pasa es que no es fácil. Una parte del segmento de población migrante no dispone del poder adquisitivo que requiere pertenecer a una comisión, por muy asequibles que sean las cuotas. Y otra parte precisa el factor espiritual: investigar el entorno, interesarse, preguntar y, finalmente, ingresar. Ese objetivo, vender el concepto Falla y Comisión de Falla, es lo que planteó ayer la Junta Central Fallera a varias asociaciones convocadas por el Grupo de Diversidad Cultural del Consejo Local de Migración a una charla informativa. Para recordarles que los casales son para todos. Tal como les dijo la fallera mayor de València, Marina Civera, «necesitamos gente y que, además, tenga ilusión y ganas. Desde pequeña aprendí que cuantos más seamos, más grande será la fiesta. Todos vosotros sois bienvenidos a participar de nuestra fiesta, que será vuestra en cuanto entréis».

Casi ninguna comisión asistió

Eso sí, no caló para nada la convocatoria entre las comisiones: apenas tres se dieron cita si no se cuenta a los miembros de la JCF que sí que se acercaron a vender el producto. No ayudó ni el calendario ni el horario ni el interés suscitado por el tema. A pesar de que la reunión tenía como objetivo dar a conocer la forma de funcionamiento de las comisiones falleras y el trabajo de participación que realizan las fallas en los barrios de la ciudad.

El concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, les recordó a las entidades que «en los años sesenta y setenta hubo un fenómeno migratorio muy importante en la ciudad, pero interno, desde el propio país. Y que fue muy importante para el crecimiento de la ciudad y de la fiesta. Las Fallas fueron un espacio de integración para todos ellos y eso es lo que os ofrecen ahora». Y la edil Neus Fábregas reconoció que «para alguien que no está integrado es difícil de entender a primera vista, pero cuando se entiende el código es cuando se encuentra con un punto de encuentro y de inclusión en la sociedad».