En la corte de honor de 2019 hay tres enfermeras, una odontóloga, una ingeniera química, una interiorista, una profesora, una licenciada en Arte Dramático, otra en Marketing Comercial, otra en Relaciones Laborales y una investigadora de biología molecular. «Sin embargo, ¿qué uso le damos a estas chicas más allá de ser el fondo de una foto?. Somos nosotros, los falleros, quienes peor trato les damos a nuestras falleras». Así abrió el melón la artista Marisa Falcó durante el debate celebrado en la falla Archiduque Carlos-Músico Gomis, bajo el lema «La Dona a les Falles», dentro de una trilogía en la que también se trataron la cuestión de la presidencia de falla y el teatro.

Se había hablado de la excepcionalmente amplia agenda de las falleras mayores de València cuando el secretario general de la JCF, Ramón Estellés, reveló que «el último recuento habla de 1.500 comparecencias públicas durante un año» y la edil socialista Sandra Gómez se había referido a «¿por qué no aprovechar la figura de la corte de honor?». Hasta la fallera mayor de la comisión anfitriona alzó la voz ante esa necesidad de dar contenido a un cargo «lleno de personas muy preparadas». Estellés puso los reparos de la experiencia y el pragmatismo: ¿aceptarían las fallas que piden la presencia de la fallera mayor «aunque sea cinco minutos, como te dicen tantas veces» que en su lugar acudieran falleras de la corte? «Ese es el modelo de Alicante. Pero aquí, de momento, no se pide. Nadie te dice "que venga la corte"». «Pues habrá que probar, habrá que dar la opción» apuntó la edil. La fallera mayor de 1998 y directora de LevanteTV, Susana Remohí, aún fue más contundente en ese sentido: «es necesario que la corte tenga valor. Les estamos dando un trato sin sentido, de locos».

Explicaciones en la asamblea

Uno de los mayores problemas es el inmovilismo. Ramón Estellés recordaba que, el pasado martes, sin ir más lejos, «la corte mayor estuvo con las infantiles en el maratón, mientras la fallera mayor estuvo en el palco de autoridades, y hubo una intervención en la asamblea pidiendo explicaciones». Sandra Gómez fue tajante: «siempre habrá gente que lo proteste, pero hay que mirar desde la perspectiva de los nuevos tiempos. Si alguien no lo entiende, el que tiene el problema es el que interviene diciendo eso».

¿Será capaz de articularse una forma de darle vida a un grupo de doce falleras sobradamente preparadas y ancladas en tierra de nadie por la rigidez protocolaria? El tiempo lo dirá. Aunque el debate también giró en torno a cuestiones relacionadas con el tema, como el nuevo camino de las falleras mayores abanderando discursos. Susana Remohí recordó que «empezó Raquel Alario con el mensaje de la Unesco, Rocío Gil con el del feminismo y ahora Marina Civera con el del machismo. Yo, hace veinte años, no tenía voz para hacer estas cosas. Que las falleras mayores cobren ese protagonismo es lo mejor que le puede pasar a ellas y a la fiesta».

El reproche de las mantenedoras

No faltaron reproches al inmovilismo en los temas de la mujer cuando se recordó que «se llegue a cuestionar en una asamblea de presidentes que las mantenedoras sean mujeres. O que se reproche que una mujer cante el himno de la Comunitat Valenciana».

No sólo se vive de falleras mayores y cortes de honor. Sobre la presencia de la mujer en los cargos de la comisión se incidió en que «se sigue avanzando y conforme pasen los años, aún más». Ramón Estellés vaticinó que «en veinte años, el mapa actual de presencia de mujeres en los cargos no tendrá nada que ver con el actual».