La falla San Miguel-Vicente Iborra dedicará su falla grande a recordar el décimo aniversario del derribo de su casal. Los falleros celebraban sus actividades en uno de los espacios más singulares que se puede imaginar: una barraca en el centro de la plaza de Vicente Iborra. Un edificio que imitaba las construcciones autóctonas y que sorprendía a todo aquel que lo veía en medio de la trama urbana. Era espacio municipal (como todavía disfrutan algunas comisiones del barrio) y, un día, el ayuntamiento decidió derribarlo para construir la nueva central de policía y parque de bomberos. Los falleros pleitearon todo lo que pudieron pero, hace diez años, les llegó el momento de cambiar de aires.

«Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se quita» es el lema del proyecto. No olvidan a quien fue la alcaldesa que firmó el decreto de derribo. Tanto es así, que se rescata para la ocasión un ninot de Rita Barberá derribando el edificio, guardado para la posteridad por una fallera mayor. Y es que la expropiación «Fue un drama» recuerda el actual presidente, David Gilabert. «Llevabamos más de 50 años y no pudimos hacer nada. Allí se fue buena parte de la historia de la falla». Estaban acostumbrados a lo bueno: un recinto cerrado, en el que poder tener centrolados a los niños en pleno centro de la ciudad. «A partir de ahí tuvimos que buscarnos la vida. Ese año empezamos a buscar un nuevo local. Las fallas de la Agrupación nos cedieron sus casales parapoder reunirnos. No fue fácil. Ahora tenemos un bajo muy cerca». Una exposición fotográfica interior recordará aquel episodio, que rematará una falla hecha por los propios falleros un año más, una iniciativa que les ha reportado ya cierto éxito en los últimos ejercicios.