Desde que la confección de trajes de valenciana es un negocio de primer orden la ciudad, la distribución geográfica de los negocios de confección había estado muy marcada. Aparte de las modistas particulares (que siguen copando gran parte del volumen de negocio, no poco de él en régimen de economía sumergida), las tiendas se distribuían en dos grandes bloques: las «de barrio» y un gran volumen de tiendas en el centro de la ciudad. Pero en los últimos años se ha generado una particular «milla de oro». El traslado de «En Hilos de Seda» desde el centro de la ciudad a la calle Maestro Gozalbo ha propiciado que sean ya siete las grandes firmas separadas entre sí por apenas unos pocos cientos de metros.

Hace algo más de treinta años, Amparo Fabra fue la primera que se asentó en el cruce de esa misma calle con Conde Altea procedente de su primera tienda en Doctor Waksman. «En aquel momento apenas había establecimientos dedicados a valenciana». Pero en los últimos años se han multiplicado los asentamientos en estas calles, coincidiendo, además, con el desarrollo del barrio como el más selecto en materia de trajes de valenciana. Así, con los años llegaron negocios que empezaron en otros barrios y que han ido a parar al Ensanche en un claro deseo de ampliar horizontes y posicionar aún mejor la marca. Es el caso de Cosas Cucas (desde el Marítimo), Espolín (desde Botànic) y 1.700 (desde Castellar). Contando, además, que la clientela histórica suele ser muy fiel: se desplaza allá donde va el negocio.

Genuinamente de Gran Vía es Flor, cuya dueña, Carmen Bueso, transformó la paquetería de la calle Conde Salvatierra, donde ya hacía los primeros trabajos, en «lo que siempre quise tener»: una tienda de indumentaria. En Conde Altea. Los otros dos traslados son desde el centro «hacia afuera»: Aguas de Marzo, que surge tras el cierre por jubilación de sus propietarios de los legendarios Almacenes España, y cuya segunda generación mantiene ahora la sección de confección de valenciana, y el reciente En Hilos de Seda, cuyas dos anteriores ubicaciones estaban junto a Barón de Cárcer.

Varios factores inciden en este particular éxodo. Jorge Fabuel, de 1700, destaca que «es una cuestión de concepto. Estar en este barrio lo asocias a una indumentaria, independientemente de donde sea tu cliente. Sabes a lo que vienes». Es una clara alusión a los trajes del Siglo XVIII, que todas estas empresas cosen profusamente. Casi una distribución gremial. «Como las tiendas de trajes de novia, que están en una misma zona».

También hay aspectos prácticos. José Polit destaca que «cada vez es más difícil todo en el centro. No sólo el precio de los alquileres. La propia relación con el cliente». No es baladí la tesis: «si cada vez es más difícil circular por el centro, también lo son aspectos tan aparentemente sencillos como recoger el traje. De toda la vida parabas, lo recogías y te ibas. Ahora tienes que aparcar, cargar el portatrajes, llevártelo... ni siquiera es es fácil ahora en el centro».

El centro, la otra «Meca»

Independientemente de este particular éxodo. el centro histórico mantiene una gran parte del volumen de negocio pero, seguramente, más heterogéneo. Conviven prácticamente todo tipo de tiendas dedicadas a la fiesta fallera.

Algunas, son totalmente fieles a sus orígenes, como Álvaro Moliner (más de 75 años en el Pasaje Ripalda) o l'Agulla d'Or (surgida desde el mismo corazón de la ciudad). O clásicos como Albaes, que, como Álvaro Moliner, ha realizado otro tipo de expansión: las tiendas de El Corte Inglés. Dalila, Carmen Asins, Zel, Dos Aguas, Roa son otros ejemplos y a pesar del crecimiento granviario, en Ciutat Vella no han dejado de crearse negocios nuevos en los últimos años, como la sección de indumentaria de Flor d'Aigua, (Flor de Cotó, en el barrio del Carmen), Ernesto de Sostoa (en el Pilar) o El Armario de Fallera (detrás del ayuntamiento).

El otro gran bloque son los establecimientos de barrio, muy identificados con su gente, donde estarían, por ejemplo, Castillo y Mavimar (Benicalap), L'U i dos (Malilla), Serrano y Navalón (Patraix), Eduardo Puertes (Petxina), Alan (Roqueta), Empar del Remei (Marítimo), Il·lusions (Camins al Grao), L'Atelier de la Seda (Jesús) , Eduardo Cervera (Quatre Carreres, aunque ahora más cerca del centro), y un largo etcétera.