Cuatro Falleras Mayores de València han analizado, en una iniciativa organizada por la empresa bordadora Santos Textil, las razones de por qué se llora siempre en el acto de la Ofrenda a la Virgen, durante las fiestas de las Fallas, un actitud cuyo "factor clave" es para ellas el "sentimiento", el "apoyo popular" de los valencianos y el "clima" que se vive en la Plaza de la Mare de Déu.

Este acto está considerado como uno de los momentos "más conmovedores" de las Fallas donde, independientemente de sus creencias personales, los falleros "se ven inmersos en un clima de emoción compartida", según ha explicado en un comunicado la firma, proveedora oficial de las Falleras Mayores de València 2019 y de sus Cortes de Honor.

La empresa bordadora ha invitado a analizar esta tradición a Covadonga Balaguer, Fallera Mayor de València 1989; Lola Flor, de 2000; Gloria Martínez, de 2008; y Rocío Pascual, Fallera Mayor Infantil 2012, en un encuentro moderado por un periodista en el que se les ha hecho creer que se estaba estudiando una nueva normativa para intentar evitar aglomeraciones en un evento que supera los 100.000 participantes.

La emoción que se vive en este evento es lo que algunos investigadores han llamado 'la Llumenà', una "sensibilidad extrema que incluso lleva a algunas falleras a rememorar las personas y episodios más significativos de su vida a su paso por la Plaza de La Virgen", describe la empresa, que bautiza este llanto como 'bendita plorera', en alusión "a la belleza de esas lágrimas".

Para Lola Flor, que admite que en ese momento no podía pensar más que en su abuela, "son las lágrimas más bonitas que se pueden llorar"; mientras que Gloria Martínez ha recordado cómo se saltó el protocolo para saludar a la suya. Para todas las participantes en el encuentro, uno de los "factores clave" es el clima en la Plaza de La Virgen.

"Una de las cosas más importantes es el calor que recibes de todos los valencianos, sean falleros o no, porque hay gente que no es fallera y lleva toda la tarde en la Ofrenda", ha remarcado Rocío Pascual. También Covadonga Balaguer ha explicado que ese apoyo popular desata las emociones: "En mi año había llovido una barbaridad y la gente quiso compensarlo, me aplaudían muchísimo. Pero es que no hay lluvia, ni viento, ni nada que pueda con algo tan grande como la Ofrenda".

Otro fenómeno ligado a la Ofrenda que se ha analizado en el encuentro han sido las peticiones que cada participante hace a la Virgen de los Desamparados. "El acto va acompañado de un agradecimiento o de una petición que es un poco más sentida, que es la que desata la emoción", explica Lola Flor.

Varias han descrito cómo varían las peticiones a la Virgen a medida que pasan los años y uno crece, pidiendo al principio para una misma, incluso ser Fallera Mayor de València, para rogar, a medida que se madura, por la gente que quieres. "Incluso a veces llevas dos ramos, uno tuyo y otro por una persona que ni siquiera lo sabe, pero para la que quieres pedir algo", ha explicado la máxima representante de las fiestas josefinas de 2000.

Supuesto estudio

Durante el encuentro se les ha hecho creer la noticia falsa de que había una propuesta supuestamente en estudio que consistía en dividir en dos las comisiones falleras valencianas, haciendo que cada mitad desfilara en años alternos, algo a lo que han mostrado su oposición.

"Eso no va a poder ser", afirmaba Lola Flor; "Yo salgo sí o sí, es algo que no se puede perder", ha sostenido Gloria Martínez; Rocío Pascual, por su parte, sostenía que votaría en contra de la medida: "Yo quiero desfilar todos los años en La Ofrenda. Y con mi falla y con mi gente".

Con esta iniciativa, la empresa pretendía descubrir los motivos que han convertido en "indispensable" este acto, que nació "de forma espontánea", inspirado por las ofrendas florales que labradoras empezaron a hacer a la Virgen de los Desamparados, declarada en 1667 patrona de la ciudad de València.

Tras la guerra civil y con la reapertura de la Basílica, la sociedad valenciana las retomó de manera natural para agradecer a la Virgen favores concedidos o pedir ayuda y protección. La Falla San Vicente - Periodista Azzatti se atribuye el mérito de ser la precursora de costumbre actual, ya que su Fallera Mayor de 1943, Paquita Pérez, fue la primera en hacer una entrada en la plaza con la comisión fallera al completo y una banda de música para entregar a la patrona los numerosos ramos que había recibido.

En 1945, el acto se institucionalizó y se bautizó como la Ofrenda. Un año más tarde se abrió a todas las comisiones falleras, con la respuesta de 150 de ellas y la participación de unas 3.000 personas. En 1947 pasó a formar parte del programa oficial de fiestas.