El último fin de semana de intercambio de fotografías ha sido escenario de momentos especialmente emotivos. Estos se producen, sobre todo, en la entrega de "bunyols de brillants", al ser un momento más personal y, seguro, más rodeado de emotividad.

Tres episodios se han producido, en ese sentido, muy especiales. Este domingo, una cerrada ovación, con los miembros de la Junta Central Fallera en primer término, reconoció a Antonio Villalba cuando sus hijas recibían, a título póstumo, la recompensa. Antonio falleció a primeros de año tras una larga enfermedad que había coincidido en el tiempo prácticamente con la elección de su hija Lucía en la corte mayor. Sus dos hijas recibieron de manos de Marina la insignia en un momento especialmente emotivo en el que algunas falleras de la corte actual y la del año pasado, también presentes, no pudieron contener las lágrimas. La jornada acabó con una foto conjunta entre las que han sido embajadoras de la fiesta hasta hace unos meses y las que lo ejercen en la actualidad.

El día anterior también fue muy especial para la comisión de San Vicente-Periodista Azzati. No en vano, la recompensa también póstuma fue para Jaime Utrillas. Es el fallero que, el pasado mes de julio, fue atropellado mortalmente cuando abandonaba el Jardín del Turia en su silla de ruedas, la noche en que la comisión conseguía el doblete con sus dos falleras superando la preselección. Su hermana y su padre recibieron el "bunyol".

Todas las imposiciones póstumas son muy especiales, pero cuando se trata de personas significadas en la fiesta, el dolor se amplifica. Es lo que sucedió en las jornadas anteriores con el fallero y artista Juan Ballester o con Inma Vilches.

También emotivo, pero más en positivo, ha sido uno de los últimos "bunyols" concedidos. En este caso, a Jesús Cavero, fallero de Primado Reig-San Vicente de Paul, a quien el destino ha permitido recibirlo justo el año que su hija María está en la corte mayor.

Otro momento especial lo ha protagonizado el "bunyol de brillants" de José Ynat, conocidísmo fallero de Santa María Micaela, quien al acabar el acto no tenía ojos más que para posar con su hija, Noelia, porque este año es la fallera mayor de la comisión. Y que ha sostenido, consecuente con sus ideas, no llevar banda. Y allí estuvo, en el Palacio de la Exposicion, sin llevar la banda, tal como ha anunciado que hará durante todo el año.

El último homenaje ha sido a los miembros de la Junta Central Fallera que, a lo largo de intensas jornadas, han trabajado denodadamente para que un acto en el que el orden es básico, se haya desarrollado a satisfacción.