La pirotecnia es un elemento fundamental de las Fallas. Se ve cada día en la afluencia masiva a las mascletàs, en la cantidad de niños y no tanto que se dedican a tirar cohetes por toda la ciudad y en muchos otros elementos. Pero siempre es de agradecer que haya comisiones, como Mosen Sorell-Corona, que se reinventen cada año y que hagan propuestas tan interesantes como la que se pudo ver ayer por la tarde. Nada más y nada menos que 70.000 truenos de mecha explotaron en un éxtasis de pólvora y de color que sorprendió a todos los presentes.

El presidente de la falla, Miguel Ángel Pérez, explicaba a Levante-EMV que este era un espectáculo importado de Oriente y que era «muy impactante y visual» como, efectivamente, así fue.

Él argumentaba que, más que innovar, aunque sí que lo estaban haciendo en València, lo que pretendían con este evento era «traer espectáculos pirotécnicos de otros lugares del mundo que nos parecen muy atractivos, pues ellos también llevan a sus países los nuestros».

Recordaba que ya hicieron algo similar en 2018 y que tras la expectación y la repercusión lograda decidieron repetirlo, con algunas variaciones. Y la cosa no quedará ahí porque para el año que viene auguran todavía más.

Cabe matizar que este espectáculo se enmarca dentro del programa «pólvora a la vespra», que iniciaron el año pasado Mosen Sorell y Maestro Gozalbo, y al que este año se ha sumado Blanquerías con una traca solidaria y la propia Maestro Gozalbo con una mascletà nocturna.

«Las tres fallas nos embarcamos en este proyecto donde el objetivo es que cada vez se sumen más, para prolongar así el calendario festivo pirotécnico la semana de antes de Fallas», indicaba Pérez.

Preguntado por cómo surgió esta idea, explicaba que su comisión siempre se ha caracterizado por llevar a cabo grandes eventos pirotécnicos: «Fuimos la primera falla que reivindicó el Museo de la pirotecnia en València, que todavía no cuenta con uno», recordaba. Él añadía que también nacieron en su comisión ideas tan innovadoras como la macrodespertà, en 2004, el intento de llevar a cabo la carcasa más grande de Europa, o incluso la mascletà vertical, que tanto éxito tiene ya en la Marina. Todo porque lo que más les gusta es «sorprender a la gente y ofrecer alternativas para que cada año puedan disfrutar de algo único. Y la pirotecnia tiene facultad para hacerlo», concluía.