Levante-EMV amplía su oferta de suplementos especiales en este 2019 con la edición de una nueva iniciativa: el nuevo suplemento «Comisiones Falleras». Se trata de una iniciativa que pretende poner en valor a los grandes protagonistas de la fiesta, los que la sostienen y sufragan: los falleros. A lo largo de las épocas ha sido una constante la publicación de fotografías de grupo en las páginas del diario con motivo de algún acontecimiento de las comisiones. En esta ocasión, aparecen todas unificadas en un único suplemento que se convierte, de esta forma, en un particular «yearbook» de las comisiones.

Se entragará este lunes, día 11, gratis, con el ejemplar del diario. Está impreso a todo color y consta de 96 páginas.

Colaboración de las comisiones

Este primer proyecto es el resultado del trabajo de recopilación, en el que han colaborado de forma entusiasta las propias comisiones, a las que se les ha solicitado que facilitaran el material gráfico y que se ha completado con las aportaciones a través de las redes sociales y fotografías de elaboración propia.

El resultado es que, en tiempo récord, casi 250 comisiones aparecen ya en esta primera edición. Y se convierte en un particular almanaque, en el que cada fallero y fallera pasa a la posteridad. Es una forma de decir «yo estaba ahí, en las fallas de 2019» y aún se apreciará más con el paso de los años. Además, se han editado a un tamaño muy generoso, con lo que se pretende obtener un objetivo principal: que el fallero y la fallera se «vean» y se reconozcan en la imagen. Y que, con el paso de los años, puedan reconocerse.

Reconocimiento merecido

El suplemento es además muy espectacular por el mosaico de colores, puesto que muchas de las fotos han sido realizadas en actos donde los falleros van uniformados por los ya habituales «polares». Con lo que rojos, azules, naranjas... van a componer una estética muy especial.

Los falleros son una fuerza social sin parangón no sólo en la ciudad, sino en la cultura occidental. Más allá de la actividad propiamente festiva y cultural que desarrollan a lo largo del año -con sus enormes virtudes y, por qué no, también con sus defectos- su principal valor es la capacidad que tienne de generar relaciones humanas en una gran ciudad, donde se tiende a la despersonalización. Un factor muy valorado por la Unesco cuando declaró a las Fallas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad: las relaciones y la transmisión intergeneracional. Si, además, el contenido que se le da es de carácter cultural, recreativo y artístico, realizar este esfuerzo editorial era más que obligado.