Como decía Miguel Ángel, «la escultura ya estaba dentro de la piedra. Yo, únicamente, he debido eliminar el mármol que le sobraba». Ayer, ese «proceso creativo» representativo del ingenio del artista italiano del Renacimiento llegaba a la plaza del Ayuntamiento de València, esta vez, con toques griegos. Cinco bloques de «mármol» a los pies del monumento municipal vislumbraban parte del rostro de la diosa griega de la Paz. Lejos de ser piezas intocables, todas ellas acabaron sin un resquicio libre de pintura en spray. Se conformaba, así, una alianza entre el arte más tradicional y el urbano, demostrando la más que posible convivencia entre ambas corrientes.

«Acciones como esta son una oportunidad cultural de conexión entre el pasado y el futuro. Ha sido lo mejor que ha sabido plasmar Pere, ese trasvase de gente entre la corriente más tradicional y la más vanguardista. Esto demuestra cómo las fallas pueden convertirse en ese punto de conexión», indicó ayer la portavoz de València en Comú, María Oliver. Y es que este proceso participativo en su más elevada expresión, tal como ocurrió el año pasado, congregó tanto a los artistas urbanos que dieron vida a este monumento (Pichi&Avo), como a la fallera mayor y varios representantes de la sociedad valenciana. Entre ellos, el alcalde de València, Joan Ribó, la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra; el presidente de Junta Central Fallera, Pere Fuset; la concejala de Igualdad, Isabel Lozano; o el concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi. Dado lo «previsible» de elegir una bicicleta como dibujo a pintar en la roca de Pichi&Avo, Grezzi decidió tirar mano del coche (para tacharlo después).

Ribó, Oliver y Lozano, por su parte, prefirieron rendir honores a la manifestación del Día de la Mujer que el viernes se convertía en una auténtica referencia en la lucha por la igualdad de género. «València Inclusiva» y varios «ochos de marzo» cubrían, así, algunas esquinas de las rocas. Y es que el espacio quedó claramente protagonizado por los dibujos y palabras que la fallera mayor de València, Marina Civera, y su corte de honor escogieron.

Una falla dependiente de la gente

Estos, a diferencia del año pasado, dejaron a un lado los mensajes de reivindicación y solidaridad para poner el foco del proceso creativo en la festividad valenciana (elementos como peinetas falleras fueron los elegidos tanto por la corte como por Marina Civera). También decidieron ilustrar estas piezas del monumento de Pichi&Avo, convertido en lienzo, con sus propios nombres. Un claro homenaje a la recuperación de la voz individual de cada una de las integrantes de la corte de honor de la fallera mayor (un mensaje que copó la reivindicación de Marina desde el inicio de su mandato).

«Lo que queríamos con esta acción es que hubiese creación artística, que cada uno encontrase la palabra o el dibujo que quisiese plasmar en el muro y que lo hiciese; la idea es enseñar a sacar el niño que llevas dentro y que no puedes desarrollar durante el día a día», indicaba ayer Avo, uno de los responsables del diseño de la falla de este año.

En su honor (y en el de su compañero Pichi), Marina Civera decidió que el primer dibujo que ilustrase el muro debía ser una bombilla: el «tag» (recurso visual) que representa cada una de las obras de este equipo de artistas urbanos. «Quería que se notara con quién estamos (en referencia a los artistas urbanos) para aportar su marca y mostrar a nivel internacional su creación», indicó la fallera mayor de València.

Todo un proceso participativo que nadie es capaz de rechazar y que permite, en palabras de Oltra, que el último toque del monumento que identifica a todas las valencianas y valencianos «dependa de la gente».