Ya estamos en fallas. Una realidad que supone un problema para las personas que sufren trastorno del espectro autista (TEA). Los ruidos excesivos de música o petardos, las aglomeraciones, incluso los olores provocan que personas con TEA puedan padecer algún tipo de hipersensibilidad.

Son conocidos los casos de personas con autismo que sienten verdadero pánico a los petardos y fuegos artificiales, generándoles un gran nivel de ansiedad y estrés. De hecho, según explica Laura Gómez, coordinadora del Servicio de Neurorrehabilitación Pediátrica de Vithas Hospital Virgen del Consuelo, "en el caso de los niños con trastorno del espectro autista (TEA) 1 de cada 100 sufren hipersensibilidad. Estos estímulos pueden llegar a ser muy molestos y desagradables, llegando incluso a producir, en ciertos casos, hasta dolor físico".

Gómez también señala que "las respuestas en los niños con TEA son muy variadas: desde taparse los oídos, inquietud, irascibilidad, miedo, rabietas, evitar trayectos frecuentes... Este tipo de respuestas pueden venir asociadas tanto a circunstancias concretas como son los petardos, aglomeraciones o ambulancias, como a la anticipación y asociación a estas situaciones: malas experiencias previas, proyecto fallero en los colegios, cambios en las calles, etc."

Como es algo que podemos prever, explica la coordinadora del servicio de neurorrehabilitación pediátrica, "con antelación trabajamos mediante juegos para que puedan entender mejor cómo va a ser su entorno durante estos días y no lo sientan como una amenaza, sino que lo entiendan como una diversión, consiguiendo que todos los niños que atendemos y que necesitan una rutina diaria concreta no rompan sus hábitos durante estas fechas".

Para que todas las familias puedan disfrutar plenamente de estas fiestas valencianas, desde NeuroRHB-(Servicio de Neurorrehabilitación Pediátrica de Vithas Hospital Virgen del Consuelo) se recomienda a los familiares una serie de puntos a tener en cuenta, para que los trabajen en sus hogares:

— Proveer al niño de unos cascos o tapones para salir a la calle. Esto reducirá en gran medida la intensidad a ciertos estímulos auditivos (petardos, bombetas, pasacalles...).

— Vestir al niño con prendas interiores ajustadas para que le proporcionen cierta presión corporal, lo que les puede ayudar a bajar su nivel de estrés.

— Anticipar visual y oralmente las situaciones a las que se va a enfrentar a lo largo del día o ante un acto fallero concreto.

— Proporcionar de manera adaptada al niño un modelo de respuesta adecuado a cada situación desagradable para él.

— No insistir ni forzar a estos niños a participar en situaciones que conozcamos desagradables para ellos.

— Para favorecer la desensibilización y tolerancia a todos estos estímulos, sería recomendable trabajar con meses de antelación desde un servicio especializado.

Cerca del 40% de los niños con autismo tiene alguna anormalidad de sensibilidad sensorial. Uno o varios sistemas sensoriales están afectados de tal forma que las sensaciones normales son percibidas con una intensidad intolerable. Por ello, es importante que tanto los padres como los profesores conozcan la sensibilidad auditiva e intenten minimizar los niveles de los ruidos inesperados, reducir los sonidos de fondo de las conversaciones de otras personas, y evitar determinados sonidos que se sabe que son percibidos intensamente.