El debate sobre Cultura Festiva entre los aspirantes a ocupar ese sillón tras las próximas elecciones municipales quedó en tablas técnicas tras una hora y media de apasionada discusión en el plató de LevanteTV. Pero sirvió para ir aventurando el libro que cada uno de los candidatos irá vendiendo en las próximas semanas de cara a una delegación que, si bien no debería ser la que condicionara el voto final del elector, sí que es una de las que más visibilidad dejan a un gobierno municipal. Y que, en todo caso, condicionan indirectamente el voto.

Se puede resumir el debate en que Pere Fuset (Compromís) defendió las virtudes de su gestión (Navidad, Gran Fira, festejos falleros...) y que echó la culpa de la crispación a un clásico: a que el enfrentamiento «lo buscan unas determinadas élites, que no necesariamente son los presidentes». Pilar Bernabé (PSPV-PSOE) reivindicó su posición de alternativa y trató de dosificar las críticas a su socio de gobierno para no perder el equilibrio al que obliga estar cuatro años de gobierno conjunto. María Oliver (UP-EUPV) habló en unos términos y conceptos muy propios de su electorado natural, pero seguramente intuyendo que acudía por tener presencia, no por unas verdaderas posibilidades de gobernar.

Santiago Ballester (PP) se estrenaba en estas lides y esa particular virtud («soy independiente, no estoy afiliado y no habría aceptado si me hubiesen puesto consignas») se notaba a la hora de no estar baqueteado en los debates políticos, donde se requiere una experiencia escénica. Y Amparo Picó (C's) convirtió su discurso en una prolongación del que se escucha cada final de mes en el hemiciclo municipal, con el «nefasta gestión», en referencia al concejal a flor de piel. Ambos mantuvieron los enganchones más sonoros.

Verbigracia: Fuset le pidió repetidamente que pidiera disculpas criticar la teórica suspensión de la Procesión del Indulto, cuando la propia Hermandad le había dado las gracias por solucionarle el problema, y ella se enrocó en que la culpa fue de no haberle facilitado las cosas a la cofradía desde el principio, aunque presentaran la petición fuera de plazo. Enganchones que empezaron desde el primer minuto: ella decía «para nosotros, la concejalía dejará de llamarse de Cultura Festiva y será de Fiestas y Tradiciones Valencianas», el replicaba: «Amparo, las fiestas no son cultura para vosotros, ¿verdad?». Y así sucesivamente. Le espetó la concejala ciudadana que «hemos hablado con los colectivos falleros y todos coinciden en que el mayor problema es la falta de entendimiento con la concejalía y la falta de eficacia en la gestión administrativa».

En un tiempo de gobiernos de coalición, ¿están preparados para renunciar a la delegación de fiestas? Todos apostaron, faltaría más. «Para Compromís es un puntal. Han sido cuatro años intensos y los próximos lo serán aún más». «Si hubiera que pactar, lo importante es estar bien dirigidos y ver qué ideas tiene cada uno. Y María José Catalá ha permitido hacer un programa muy ilusionante» «Ciudadanos sale a ganar yendo de la mano del colectivo festivo y no generando crispación».

Profesionalizar la fiesta

Profesionalizar la fiesta. Una de las pocas cosas en que se pusieron de acuerdo, aunque cada uno de una forma diferente. Por ejemplo: Pilar Bernabé lo dejó claro: «en secretaría, en comunicación y en protocolo de la JCF». Santiago Ballester, en «dos personas que ayuden a las comisiones, pero de verdad. Que le digan, todos los días, no con un cursillo, qué documento deben aportar y cómo hacerlo, pero deforma permanente». María Oliver apuntó que «el voluntarismo de las Fallas esconde una precariedad, que notan sobre todo las más modestas» y Fuset apuntó que «no hemos podido meter más gente hasta que Joan Ribó ha sacado al ayuntamiento del Plan de Gestión que nos endosó Montoro». Saltó en seguida Pilar Bernabé: «Ribó no: el govern de la Nau». «Vale, te lo acepto». Fuset y Ballester se llevan bien, pero de vez en cuando se replicaron. El edil hizo pagar al candidato a edil el pasado del partido: «ahora todos quieren profesionalizar y cuando proponíamos hacerlo, el PP, en concreto Félix Crespo, nos dijo que era una falta de respeto al trabajo de los que allí están». Ballester va ya con alguna lección aprendida: «espero que cuando entre otro equipo a gobernar las fallas, como nosotros, encuentre el dinero que dejó el PP hace cuatro años para poder poner en marcha todo».