«Sara, tus deseos se han cumplido». Algo tan fácil, teóricamente, con un pequeño ritual de cinco minutos sirve para dar un pequeño paso, en consonancia con un mensaje lanzado desde las Torres de Serranos. La incorporación de la fallera mayor infantil de València al discurso de la Crida ha ido creando una tendencia que se repetirá los próximos años: «a ver qué dice». Porque el año pasado fue un concepto («la mejor extraescolar» de Daniela Gómez) y en esta ocasión fue un ruego: el de Sara Larrazábal, para que fueran los niños los que eligieran sus propias fallas infantiles.

Algo poco o muy poco habitual en la dinámica de las comisiones, cuyos infantiles se encuentran con el proyecto acordado por adultos. Pedir que la palabra la tomen los niños seguro que no se puede hacer cuando las fallas son altamente competitivas en las secciones altas, pero no deja de estar cargado de razón, sobre todo cuando estamos hablando del cliente objetivo de la falla infantil: el propio niño. Y por eso, ese guante lo ha cogido la comisión de Sara, José María Bayarri-Los Isidros, que convocó a su comisión infantil para que eligiera qué falla querían.

«Pero no se trata de un concurso de bocetos propiamente dicho. Si que es de bocetos, pero sobre un acuerdo previo» puntualiza la presidenta Carmen Blasco. «El acuerdo con el artista ya estaba determinado y la cuantía también». No se trata de una pelea fratricida tan mal vista, sino elegir un hilo argumental a gusto de los más pequeños. Francisco Javier Soriano ha plantado ya tres fallas en esta comisión y llevó dos proyectos, que la presidenta mostró a los niños. Tanto en cartulina como en pantalla. Sin demasiadas explicaciones de escenas; simplemente, una impresión general. Primero, un proyecto bajo el mar, con sirenas. Otro, con dinosaurios. Y a mano alzada, ganaron las sirenas por notable mayoría. A ese boceto votó la fallera mayor infantil de la comisión, Aitana Pedrós, que presidía la junta junto a su fallera mayor, Mayte Buforn. También fue la alternativa que votó Sara Larrazábal, que asistía a la junta como fallera de la comisión, enfundada en su camiseta morada corporativa.

«No es difícil y tiene lógica. Es la falla para ellos. Además, confiábamos completamente en los proyectos del artista. No en vano, siempre nos ha dado premio» aseguraba la presidenta. Y es cierto. Soriano es un especialista en clase media, donde sus trabajos delos últimos años casi siempre han tenido recompensa. «El llamamiento que hizo Sara estaba cargado de razón y si su propia comisión lo atiende, es la forma de empezar el camino».