El mundo de las fallas ha perdido a un histórico. Manuel Latorre Esteve ha fallecido después de años en los que los achaques propios de la edad habían hecho mella en él.

Su relevancia en la historia fiesta radica en formar parte de la directiva de Enrique Real en su última legislatura, cuando la Transición, también en la fiesta, caminaba a su consolidación. El que fuera concejal de fiestas, fallecido también el año pasado, le confió el área de festejos con la intención de ir modernizando ese apartado e ir acomodándola a los tiempos. Es el tiempo en el que se decide, por ejemplo, trasladar los castillos desde la plaza del Ayuntamiento al cauce y convertir la Nit de Foc en un espectáculo previo al día de San José y no ser los fuegos de la «cremà».

Alto ejecutivo de una empresa cervecera muy vinculada a las Fallas, también abrió el camino a la introducción de nuevos patrocinadores para los grandes festejos.

Vinculado inicialmente a la falla del Pilar, posteriormente fue fallero de Borrull-Socors. En los últimos años, ambas comisiones se habían unido para albergar unos premios que llevan su nombre: los organizaba Borrull y el casal del Pilar servía (y seguirá sirviendo) de escenario. Aún pudo, hace tres ejercicios, participar en persona en la primera de las ediciones. La relevancia de su persona queda demostrada en el hecho de que muchos son los miembros relevantes de la fiesta que acuden a esa llamada, con la particularidad de responder a todo tipo de sensibilidades. O que los galardones los eligen los presidentes de Junta Central Fallera en vida.

Pere Maroto, Evaristo García y Enrique Miñana todavía pertenecen a esa generación de directivos que facilitaron la transición de la fiesta. Por el camino de han ido quedando Josechu Rey de Arteaga, Josep Alarte, Alfredo Prats, Miguel López, Jesús Maroto, Emilio Victoria, José Manuel Izquierdo? cuyos nombres quedan en la historia de la fiesta.