La falla municipal de 2020 es de alto riesgo. El argumento de la mismo es hacer una llamada a la reflexión general sobre el mundo que nos rodea. Una reflexión apoyada en tres ideas: vida, conciencia y movimiento. Con toques críticos y toques satíricos. Hasta ahí todo bien. Pero la gracia del proyecto que ayer presentaron Manolo Martín y José Ramón Espuig como autores materiales y Nacho Magro «Escif» como diseñador, es que su elemento principal, una joven que está meditando, girará sobre su eje completando una vuelta completa cada 24 horas. Como la tierra que gira con sus problemas. Y como la falla no gire, mala cosa. De eso se encargará la Universitat Politècnica, que será la responsable del diseño del mecanismo por el cual la figura, con sus varias toneladas de peso, haga la rotación sin fallar o estropearse.

El movimiento es casi tan antiguo como la fiesta. Ya lo tenían fallas decimonónicas. Pero los grandes volúmenes son otra cosa. Hace falta ingeniería. La figura principal (no la falla entera) de municipal de 1992, la Carmen de José Martínez Mollá, también rotaba sobre su propio eje. Aquí es la totalidad de la figura. Una joven meditabunda ?en la que se quiere ver la figura de la esposa de Escif? que no tendrá, aseguran los artistas, casi corcho blanco.

Rotar una falla completa y de cierta entidad se hizo en 1929. Vale que los volúmenes no eran lo mismo, pero ya estamos hablando de obras de gran tamaño. Fue un tiovivo plantado en la Plaza del Mercado de 1929(si no hubiese girado, habría tenido mucha menos gracia, claro). Y fue considerada la mejor falla del año.

«Açò també passarà» guarda otra sorpresa: las escenas, que harán referencia a esos aspectos sobre los que hay que meditar, se repartirán por la plaza.

La intención de los artistas es que la figura principal esté ya a la vista el 8 de marzo, domingo, para ir incorporando cada día una escena. Ayer sólo hicieron trascender las tres más pequeñas: una alegoría a la paz (dos palomas que estarán en un semáforo); el turismo (a la estatua de Vinatea se le incorporará una maleta) o el cambio climático (un oso se bañará en la fuente de la plaza). También es casi tan antiguo como la propia fiesta las llamadas «fallas por grupos», en los que una obra teóricamente compacta se desintegraba por la barriada. Si no cambia la idea inicial, una explicación de lo que quiere representar la falla se podrá leer en la espalda de la chica. Y se va a intentar que la sincronía del movimiento permita a la joven estar orientada hacia la «mascletà» a las dos de la tarde.

En definitiva, una falla llamada a ser objeto de debate, como todas las de la legislatura. Entre los que alabarán hacer algo icónico, que se salga de los modelos tradicionales, y los que lo consideran como un atentado, precisamente, a ese tradicionalismo.