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Rebeca Ferrer Escribano: Una psicóloga que continúa la imparable sesión de dobletes de Mestre Serrano

Rebeca Ferrer Escribano: Una psicóloga que continúa la imparable sesión de dobletes de Mestre Serrano

En Mestre Serrano-Alacant, de Xirivella, están "desatados". Nunca habían tenido una representante en la corte de honor. El pasado año, sus dos falleras mayores superaron la preselección. Y este año se ha repetido el doblete. No está al alcance de cualquiera. Ahora, Rebeca defenderá a su comisión intentando alcanzar el puesto que, entre las trece grandes, tiene actualmente Neus Lozoya. «Es que "ser de Mestre mola". Es nuestro lema». Necesitará psicología para afrontar las próxima semanas. Pero la lleva de vocación. «Acabo de terminar la carrera. Y me acaban de aceptar para el master de Psicólogo Clínico General Sanitario». Es decir, psicólogo de hospital. «He hecho prácticas en el Centro de Enfermos Mentales de Bétera». Una carrera, y una especialidad, que no es especialmente fácil. «Es una vocación de ayudar a estas personas. Parece que esté mal visto ir a un psicólogo. Se asocia demasiado fácilmente al tópico que "estás loco". Y no es así. Son personas que tienen algún tipo de problema y que necesita una ayuda. La salud mental es buena para la salud física». Se interrelacionan. Y ese master no es baladí. En un hospital, el psicólogo no siempre da buenas noticias. «Según el departamento. Si estás en onocología, efectivamente, no siempre son buenas noticias. Pero si, por ejemplo, estás en planta de adicciones, transtornos alimenticios... enfermedades con posibiidad de solución y mejorar con nuestra ayuda».

Rebeca tiene orígenes conquenses por partida doble. «Mi madre es de Iniesta. Cuendo tenía dos años se vino a València. Y mi padre es de Carboneras de Guadazahón». Encontráronse los dos conquenses «y a la hora de residir, mi padre vivía en València y mi madre en Xirivella. Y ganó Xirivella».

Faltaba incorporarse a una falla. «Mi tía fue la primera fallera mayor de Mestre Serrano y sus padres son fundadores. Y fue ella la que se comprometió a todo: vestirnos, peinarnos... y así, heredando trajes de primas, fuimos entrando en la fiesta desde los cuatro años». Poco a poco. «Mi primera presentación la subí llorando. Ahora lloré cuando se quemó la falla». Creció, estuvo en infantiles «ayudando a los play backs de los niños, donde conocí a la que acabaría siendo mi fallera mayor infantil» y acabó siendo fallera mayor. Y preseleccioanda.

«Vamos a vivir una nueva experiencia». Como lo fue asistir al balcón, que tuvo suerte que le tocara justamente a su comisión, la 333. «Agradezco a mis tías, a mi madre, a mi hermana y las "Donnas", mis amigas de la falla, que han hecho mucho por mí. Me hicieron el musical de "mamma mia". Despuésuna se compró un perro que se llama "Donna". Nos hemos quedado desde entonces con el nombre para todas nosotras».

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