La Junta Central Fallera ha perdido a uno de sus históricos: Miguel Torrentí Ponce. el veterano fallero falleció el viernes y deja de legado una larguísima trayectoria en la fiesta.

Estuvo vinculado a la comisión del Saler, que presidió durante catorce años (fue su presidente fundador en 1983), así como a la Junta Central Fallera, especialmente en su delegación de festejos. Tal y como destacaba el que fue durante muchos años su delegado y vicepresidente Josep García Bosch, "entregó su vida a la Junta Central Fallera. No estaba en un cometido en especial, sino en todos". Era habitual su presencia en la Ofrenda, en la entrega de premios (era uno de los "hombre de negro", de los últimos que llevaba el traje de fallero para poder distinguirse como miembro de la organización). Pero tenía un especial aprecio por el campeonato de truc y parchís. "Sabías que siempre estaría todo preparado, que las cajas con las piedras, los naipes.. todo estaría ahí". Desde hace años era adjunto a JCF y ahora lo hacía desde la comisión de Isla Cabrera. "Aunque estuviera enfermo, siquiere venía y quería ayudar. Por eso, año tras año, no dejamos de contar con él". Tanto es así, que el pasado el pasado ejercicio aún formó parte del equipo de trabajo. También fue durante muchos años acompañante de la corte de honor, tanto mayor como especialmente infantil.

El pasado mes de marzo, con su familia y la fallera mayor de València, durante la visita que hicieron Marina Civera y su corte a la carpa de Isla Cabrera. (Foto FB Montseta)

Aquellos que lo han homenajeado ya recuerdan su especial seña de identidad: su amabilidad y humanidad. Sus compañeros de la Junta Central Fallera le reconocieron el año 2016 con el Premio Naranja, que de alguna forma premia aquellos componentes que se distinguen por su compañerismo y buen talante. Los mismos que, el pasado febrero, hicieron pasillo a su hijo, Miguel Ángel, al recibir al "bunyol de brillants".

En la fiesta de fin de ejercicio de 2016 recibió el Premio Naranja de sus compañeros de la JCF (Foto Josep Zaragoza / fallas.com)

Con el apoyo incondicional de su esposa, María Antonia Pérez, ni siquiera los problemas de movilidad que sufría en los últimos años, y que le obligaban a llevar muletas, le apartaron de su trabajo en la Junta Central Fallera. "Era su vida. Hasta el último día estuvo con nosotros".

Miguel Torrentí se encuentra en el Tanatorio Municipal, donde la familia recibe a todos aquellos que compartieron con él una vida de experiencias.