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Paula Pérez Soria: Una vocación de servicio traducida en la atención a los menores inmigrantes

Paula Pérez Soria: Una vocación de servicio traducida en la atención a los menores inmigrantes

Se va de vacaciones con 26 años y regresará con 27 para afrontar las pruebas con el jurado. Y para continuar con su particular realización personal. Estudió Grado en Educación Social y ahora trabaja en un Centro de Protección de Menores Inmigrantes. «Es algo totalmente vocacional, como puedes imaginar. Trabajo para la Fundación Diagrama». Es decir, «no ya cuidarlos, sino protegerlos, enseñarles español, adaptarles a las normas del nuevo mundo al que han aterrizado, explicarles su situación y que la barrera del idioma sea lo menor posible. Que te tomen como una persona a la que puedes pedir ayuda. De ellos te llevas mucho amor, momentos muy buenos y tan reconfortantes que no se pueden explicar con palabras», asegura.

«Le doy las gracias a que alguien, por primera vez, se preocupó por estos niños, que vienen con todas las esperanzas del mundo de tener una vida diferente. Por supuesto que frustra cuando las cosas no salen bien porque los quieres como una parte de ti, pero me llevo muchas cosas cada día. Tengo muchos más recuerdos bonitos que amargos».

¿Cual será el pueblo de Cuenca de turno del que procede alguna rama de su familia? Pues en este caso, «Chillarón de Cuenca», una aldea de poco más de 500 personas, «aunque mi madre ya nació en València. La familia de mi padre, por contra, viene de Yátova». Esa familia materna que llegó de Cuenca se entronca en un lugar muy especial en Quart de Poblet: «mi abuelo era herrero y encontró trabajo en la fábrica Elcano», aquella fábrica de motores de barco que forma parte de la historia industrial de la villa. Chillarón no se queda abandonada. «No dejo de ir. Me gusta que llegue agosto para ir y estar unos días. Tardo dos horas exactas desde la puerta de casa».

Paula es el resultado de una relación muy fallera. «Mi madre quería ser fallera desde niña y no hacía más que insistirle a sus padres. Yo creo que la apuntaron casi por agotamiento». Lo hizo en la única comisión que había en la población. «La del carrer Alacant. Mi padre ya era fallero allí... y se conocieron». Lo demás vino rodado. «Ellos fueron falleros allí y nos cambiamos cuando yo tenía cinco años». En Tribunal de les Aigües, (comisión que se había fundado apenas dos años antes de que Paula naciera), fue fallera mayor infantil en 2002 y ha repetido 17 años después. «Una alineación de planetas en la cuestión laboral, el desarrollo de la vida...»

Una vida intensa. Y aún con más. «He tocado el violín durante mucho tiempo y he cantado en un coro de voces blancas desde los 3 a los 18 años. La música es algo que no puedo sacar de mi. Es una pasión». En septiembre le espera la sinfonía de la corte.

Mucho Quart y más Cuenca. «La carrera la hice en Cuenca. No viviendo en el pueblo, sino allí mismo». Y ya puestos, su indumentarista es... «Remedios Cuenca». Su tía.

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