Vente a Alemania, Pepe». «Mi abuelo se fue de joven a trabajar a Alemania. Estuvo dos años allí. Aprendió alemán y desde pequeña me enseñaba palabras y frases. Siendo niña ya me metí en una academia. Cuando ví que aprendía pero no todo lo rápido que quería, y que la carrera no acababa de llenarme, decidí irme a vivir allí. Estudiaba y trabajaba de "au pair" de una familia de padre alemán y madre española. Son mi segunda familia. Estuve allí los dos años y mientras estudiaba. La madre tenía una productora y yo hacía los subtítulos. Luego ya acabé la carrera». Es la historia de Lara, rica en matices. En lo profesional lo ha rematado entrando rápido en el mercado laboral. Su titulación es la del Grado de «Traducción y Mediación Interlingüística. Soy traductora de alemán e inglés y trabajo en una multinacional alemana en Almussafes, dedicada a la automatización industrial». Impro, en concreto. «Hay veces que tengo que viajar a Alemania para hacer de intérprete y otras veces, si no hay mucha carga de traducción, también ayudo al departamento de administración. Pero mucha documentación llega en alemán». Un llegar y besar el santo. «Me llamaron cuando aún ni había acabado la carerra. Estaba con los exámenes finales y el Trabajo de Fin de Grado. Me hicieron la entrevista y me dijeron que, nada más acabar, me esperaban. Un lunes presenté el TFG y el martes ya estaba trabajando».
Pero hay más: «He publicado dos libros de poesía y ahora estoy acabando mi primera novela. Cuando vivía en Berlín estuve en un voluntariado para ayudar a los refugiados que vinieron de Siria. Y uno de mis mejores amigos se enamoró de uno de esos refugiados. Cuento la historia de los dos y vivencias de Berlín». Basada en hechos reales «con nombres distintos». El Peiró es del Cabanyal «y los Agüera llevan muchas generaciones en València. La más lejana sabemos que viene de un pueblo de Almería, Huercal-Overa, pero siglos atrás. Tenemos guardado el árbol genealógico. Al lado hay un pueblo que se llama Agüera. Viene de ahí». Su vida fallera es una montaña rusa. «Soy casi desde que nací. Vivíamos en Torrefiel, el barrio de mi padre, y de infantil fui de la falla Camino Barcelona». Coincidió en el tiempo y en la falla con Raquel Avivar, ahora en la corte de Marina. «Después, mi abuelo se puso malito, vivía en Cardenal Benlloch y nos fuimos a vivir aquí. Al principio me dijeron de apuntarme aquí, a Beatriz Tortosa, que era la falla de la familia de mi madre. Pero hice lo que tantos otros: me fui a la de los amigos de colegio, a Rodríguez de Cepeda». Y coincidió en el tiempo y en la falla con Laura Bennasar, ahora en la corte de Marina. «Doy suerte, ¿te das cuenta?». Pero «al final, mi tía no hacía más que insistirme en ir a Beatriz Tortosa. Llevo allí cuatro años. Y el pasado no había fallera mayor y me dijeron que... fallera mayor». En ese trasiego no fue fallera mayor infantil «pero en parte porque no quise. Es que, de niña... no me gustaba lo del pelo». Ahora, en su nueva morada «dicen que hago demasiadas cosas. Estoy en Cultura, he llevado las redes sociales en secretaría y este año me he metido en infantiles y soy la directora del "llibret"». Su vida, aún con 25 años, da para un llibret, un libro y una novela.
