Paradoja de las paradojas. Noelia Ampar Ynat fue noticia el pasado ejercicio por pedir, y obtener, el acuerdo de su comisión para ejercer de fallera mayor sin necesidad de llevar banda. Ahora está a un paso de un cargo que se distingue, precisamente, por la banda que se le impone a las agraciadas. Única, personal e intransferible. La fallera fue valiente en su momento a la hora de explicarse y ahora tampoco le cuesta lo más mínimo: «En la falla yo propuse libertad de llevarla o no llevarla. Quien quiera, que la lleve y quien no, que no la lleve. Yo allí dije que prefería representar a la comisión sin necesidad de llevar la banda y se aceptó». ¿Y ahora, a nivel de la ciudad global? «Es un poco lo mismo: si pudiera ser sin llevar la banda, pues fenomenal». Pero la propuesta se contesta sola, claro: sí o sí, hay bandas. Por lo que «por lógica, prefiero representar a València con la banda que no representarla». No hay mucha vuelta de hoja. «Cuando fui fallera mayor infantil tuve banda y la guardo con mucho cariño, firmada por todos mis amigos detrás. ¿Que ahora, de mayor, no la he llevado? También es verdad. ¿Que me hubiera tocado llevarla? Pues la habría llevado y contenta con mi banda. Pero en la falla hemos dado libertad y me la han respetado». Más aún: «ya hace quince años se dio libertad a las falleras de llevarla o no». Pero faltaba la propia fallera mayor. La iniciativa, como es fácil imaginar, desató en las redes un debate en el que, al que más, a la que menos, se le iba la vida, con encendidos argumentos a favor y en contra. ¿Le pitaron los oídos? «Bueno... sabía a lo que me enfrentaba. Y en la comisión me lo aceptaron, que era lo importante». Añade otro argumento: «a Marina Civera no le hace falta ninguna banda para que todos sepamos que es la fallera mayor de València. Y, de hecho, de octubre a enero va sin banda y es igual de válida como fallera mayor antes que después. Porque lo es desde el 10 de octubre con todos los honores». Pero Noelia no es sólo una banda. Por ejemplo, es hija de uno de los falleros más conocidos del mapa de la fiesta, Josep Ynat, y de una comisión conocida, respetada y admirada, Santa María Micaela. «Mi padre era de una falla del barrio del Carmen, de la calle Baja, y mi madre de Compromiso de Caspe. Al casarse se cambió a la falla de mi madre y empezamos siendo falleras de allí. Pero fuimos al colegio de San Pedro Pascual, nos mudamos...» y a la falla del barrio y del colegio. Micaelos a tutiplén. Noelia es Noelia Ampar de nombre oficial y Noelia de coloquial. «Mi madre quería que el primer nombre sonara igual en valenciano o castellano y mi padre lo quería en valenciano». Al final hubo para los dos. Es profesora de Infantil y trabaja en el colegio Esclavas de María. No lejos de la falla. «Llevo ya dos años. De momento estoy de monitora de comedor». En proceso de enriquecimiento. «Estoy preparando las oposiciones de 2021». En esta comisión en concreto es muy difícil estar de brazos cruzados, ha hecho «de todo». «De infantil todo, en mayores he estado en la delegación de infantiles: subdelegada, delegada y ahora vicepresidenta. He hecho bailes regionales, declamación, teatro, dibujo...». De hecho «¡tuve dos premios extraordinarios en cartel de Fallas: 2007 y 2008! Aún conservo los dos cuadros».
