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Quiero ser fallera mayor de València

Una integradora social que es la otra baza de la villa de Teresa para la Fonteta

Sonia Marco Sales | Juan Butista Vives (Olivereta)

Una integradora social que es la otra baza de la villa de Teresa para la Fonteta

El mundo es un pañuelo. Pero ir a converger en un lugar pequeño aún tiene más mérito y más historia. Sonia Marco es la segunda preseleccionada de este año que procede, por parte de abuela, de la villa de Teresa, como Carla Alcaide, de Sagunto-San Guillem. Y ambas se unen a otras dos que ya están en el salón de la fama: Sofía Soler y María Pérez Leal. Pero en este caso aún tiene una doble curiosidad. Porque en una villa de 250 habitantes, también entraba en lo lógico que ambas sean lo que son: «somos primas». Marco-Sales y Alcaide-Alcaide, apellidos diferentes porque «la relación es porque nuestras abuelas eran primas hermanas». Y el parentesco también condicionó incluso su cargo de fallera mayor. «Mi hermana fue hace tres años. Y yo quería ser también, pero en casa me dijeron que aguantara un poco. Y justo el año pasado Carla me dijo: "este es nuestro momento"». Y ahora continúan el camino hacia la Fonteta juntas, aunque sea representando a diferentes partes de la ciudad: Sonia en Olivereta y Carla en Zaidía. Sonia intentará ahora dar a su comisión, Juan Bautista Vives (denominación recientemente acortada, cuando quitaron el "Salvador Ferrandis Luna") su primera presencia histórica en el olimpo justo cuando están a punto de celebrar el 50 aniversario. Y para, por qué no, volver a dar lustre a Teresa. «Tengo casa allí. E incluso nos hemos comprado otra porque la familia, con los años, ha crecido y éramos demasiados en un mismo lugar . Teresa es como una falla: todos nos conocemos y todos somos amigos o familia». Y no hay nada allí como «el río. Me encanta bañarme allí. Es un lugar que que hay que ir a conocer».

Con 21 años, que convertirá en 22 en diciembre (quien sabe si con una satisfacción fallera enorme en la mochila), ya está trabajando. Evoluciona satisfactoriamente en un trabajo que tiene mucho de reto. Es integradora social y trabaja en el Colegio de Educación Especial Francisco Esteve de Paterna. «Estudié el grado superior de Integración Social. Ahora estoy de auxiliar de comedor y patio y hago sustituciones de maestras y educadoras, apoyo para excursiones... el año pasado hice las prácticas allí y este pasado curso me cogieron».

«Mi trabajo me da vida. Estoy encantada. Cuando tuvimos la reunión de auxiliares me dieron la enhorabuena por estar incluso ya sola en clase». Educación especial muy especial. «El pasado curso tuve tres autistas, una persona con X frágil y otra con Síndrome de Down. Son gente joven, entre 17 y 21 años». Un trabajo enriquecedor. «Las muestras de cariño, ver cómo tu trabajo resulta... te sientes muy orgullosa de lo que haces».

Llegó a su comisión siguiendo la estela de su hermana, a la que apuntaron primero. «Y yo, cuando veía que la vestían y todas esas cosas, yo decía que también quería, que también quería». Y no tardó nada: «a los tres años ya estaba allí». Es curioso porque esa historia es habitual: va por delante una hermana y luego llega la otra. «Ella tenía sus amigas. Y como lo ví yo, también entré e hice amigos nuevos. Además, es la falla de mi barrio. Vivo allí. Este año estoy en protocolo y juveniles. Desde que podía ponerme en un cargo de directiva he estado ocupada en alguna delegación». El destino dirá si ella se lleva una de las mayores alegrías de su vida, si su comisión consigue la primera en medio siglo... y si Teresa suma y sigue.

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