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Reflexión

"El problema del artista fallero hay que arreglarlo sin sacarnos los ojos"

Un encuentro entre profesionales y falleros admite que la medida de atemperar la altura es el camino para llamar la atención sobre la situación

Algarra, Gimeno, Bronchud, Guija, Romero y Moreno, durante la charla. m. d.

La decisión de los artistas de la Sección Especial de autorregular la altura de sus trabajos de cara a las Fallas 2020 ha sido una de las grandes noticias del ejercicio hasta el momento. No tanto por su trascendencia practica como por su simbolismo: ser la primera vez que los profesionales adoptan una postura casi conjunta, a la que han seguido los de Primera A y que tiene como objetivo llamar la atención sobre su angustiosa situación profesional.

El Círculo de Opinión Bunyol de Brillants y el Casal Bernat y Baldoví sentaron en un coloquio a contratantes y contratados para tratar de explicar la situación, las causas y posibles soluciones. Porque, en eso coincidieron todos, «las debemos encontrar juntos». No todo se circunscribe a una reducción de alturas que, en la práctica, no va a afectar a tantos.

Sirvió para escuchar a los artistas. «Hace años que se nos fue la cabeza» fue el duro diagnóstico de Manuel Algarra. David Moreno lo completó: «Después de vivir una época de prosperidad llegó la crisis pero nosotros seguimos dando, dando y dando. En aquel tiempo se creó un formato de falla "a lo Nou Campanar" que se continuó. Y hay que pararlo. Si queremos seguir con la fiesta».

Y se escuchó a los falleros. Los interlocutores elegidos hablaron sobre el buenismo. No forman parte del sector que han aplicado el no absoluto a las quejas de los artistas y que ha abierto heridas. Todo lo contrario. El presidente de la Federación de Primera A, Paco Romero, reconocía que «nosotros, con vuestra situación, también tenemos un problema. Hay que trabajar en conjunto porque el campo de juego ha cambiado». Reconocía que «estamos viendo tamaños y precios que son incomprensibles y corremos el riesgo de perder la pieza fundamental de lo que más no gusta. Y está claro que si hoy, el artista fallero no gana dinero, mañana se irá. Como haría cualquiera de nosotros. Nos ha faltado abordar este tema antes y debemos hacerlo sin tensión». La copresidenta de la Merced, Mari Carmen Gimeno también incidió en una reforma de aspectos de la fiesta como los jurados, que dan y quitan premios y, por consiguiente, pan. «Son necesarios jurados más capacitados».

La postura de los artistas generó la pasada primavera una corriente de crítica en las filas falleras. Algarra dio y quitó. «Es falso. Nunca hemos dicho que las comisiones no hagan esfuerzos. Sí que es verdad que hay comisiones a las que se podría exigir más y es a esas a las que no entendemos que el resto de las fallas les arropen». Porque en el transfondo, la medida de reducir la altura en Especial y Primera A es, sobre todo, simbólica. «Es un primer paso sólamente. Hacen falta más cosas. Los artistas que plantamos en Especial aún nos consideramos privilegiados. Y si los privilegiados estamos jodidos, cómo estarán los demás».

Los ejemplos prácticos servían para ayudar a la comprensión. David Moreno, por ejemplo, explicó lo que pasa con la ultima falla contratada. «Le dije al gestor que sacara datos. Y resulta que trabajando doce horas al día los últimos seis meses, o más al final, incluyendo sábados y domingos, saco limpio por esa falla 500 euros al mes. Después de ser diseñador, pintor, escultor... por un trabajo cualificado. Este no es el trabajo que quiero. Y no me voy porque he dado mi palabra». Algarrra dio su caso: «con la misma gente, antes hacía una falla de Especial y ahora tengo que hacer una de Especial, una de Primera A buena, una de mi hijo...».

Por eso, considera que la situación pasa «sí o sí, por reducir la cantidad de trabajo porque si no, la conclusión es muy clara: acabo este año y me marcho. Además, somos profesionales cualificados, que podemos encontrar otras salidas». La tabla de salvación o de hundimiento, es que «somos artistas, pero somos falleros, nos gusta hacer esto. Esto es un negocio emocional». Algarra incidió en eso: «nosotros queremos hacer fallas, no publicidad u otras cosas».

Y también la autocrítica, con Álvaro Guija. «Si yo intento educar a una comisión que por "seis mil, todo incluido" le puedo dar hasta aquí, luego no puede venir alguien por detrás ofreciendo más».

El problema es complejo porque el único problema capital es que los artistas obtengan un margen mayor de beneficio por su trabajo. Lo que todos coinciden es que la actual correlación es inviable. Si no, no existiría el debate y el problema. Los representantes de las comisiones recordaron que su presente tampoco es el de la época de prosperidad: «hay fórmulas de financiación tradicional que están agotadas. El censo no crece, hay nuevas cargas. Necesitamos nuevas formas de financiación, de la mano de las instituciones». Un problema lleno de cabos por atar.

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