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Quiero ser fallera mayor de València

El resultado de un "amor a distancia" y enfermera convencida de su papel en la UCI

Laura González Quinzaños | Pérez Galdós-Calixto III (Botànic-La Petxina)

El resultado de un "amor a distancia" y enfermera convencida de su papel en la UCI

Laura es el resultado de un amor a distancia. «Una historia de las que cuentas y cuesta creer». Vamos a ello: «mi madre trabajaba en una agencia de viajes en Santander. Mi padre trabajaba, ya en València, en una agencia que tenía mi abuelo. Y se conocieron por teléfono, coordinando un viaje de grupo». Finalmente, su madre bajó a València «y decidieron encontrarse. Debía haber sido al revés, ¿no? Pero no: se quedaron aquí». Y apareció Laura, hija de un González turolense y una Quinzaños de Torrelavega. Y la vida les llevó, finalmente, por otros derroteros: «Ahora mi padre trabaja en una imprenta y mi madre priorizó cuidarnos y desgraciadamente se lo dejó. Ahora trabaja en el McDonald's que hay en Nuevo Centro. Mi tía es encargada y ella empleada».

¿Y ella?. «Ni para ti ni para mí. Soy enfermera. Trabajando y estudiando para ser matrona». Estaba en las urgencias del Peset «y no me quejo: recién graduada ya estaba en Urgencias. De verdad, me gusta mucho. Es un reto. Urgencias y UCI. Me gusta mucho. Te tiene que gustar. Cuando hacíamos las prácticas, había compañeras que pensaban 'cuánto queda para acabar' y yo decía 'cuánto queda para poder repetir'». Aunque, de momento, no ha llegado a coincidir profesionalmente con ninguna de las tres enfermeras de la corte de 2019, Paula Santarrufina, Elena Rivero y Laura Bennasar. ¿Y cómo aterrizan en la falla más «merengue» de todas? Pues a través de la imprenta. «Mi padre hacía el llibret de Pérez Galdós-Calixto III a través de uno de sus mejores amigos, Ricardo Jornet. Y ahí dijo que su hija Laura tenía que conocer la fiesta sí o sí. Y ahí hemos acabado». Tenía cinco años «y luego mi hermana ya entró con un año». Laura es la mayor de dos chicas, la que abrió el camino.

No fue fallera mayor infantil. «Igual no se atrevieron en casa», pero ha sido fallera mayor adulta... «por pesada». «Creo que en casa sabían que, tarde o temprano, esto iba a llegar. Elegí este año porque había acabado la carrera, no tenía un trabajo muy muy estable que me impidiera compatibilizarlo. No tengo nada que me ate...». Coordenadas perfectas. Pero una cosa es quererlo y otra es confirmarlo. «El nombramiento fue una sorpresa. Yo bajé al nombramiento infantil y, cuando acababa el acto, anuncian que también van a decir el nombre de la fallera mayor. Y dijeron mi nombre. En ese momento entraba mi padre en el casal». Todo estaba preparado de antemano. «Le vi llorar. No lo sabía en casa nadie más que él. Ni mi madre ni mi hermana. Sólo lo intuían. Y adelante».Y entre acto y acto, «soy la delegada de infantiles». Y por si la falla no le fuera suficiente, también «soy educadora de juniors». Si le sirve la corte infantil, seguro que estará encantada de continuar la epopeya.

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