El acuerdo de los agentes sociales a la hora de prohibir el botellón durante Fallas (o, lo que es lo mismo, incidir en que este tipo de actos están prohibidos todo el año y que se perseguirán con especial celo) amenaza una de las últimas fórmulas imaginativas de negocio en alrededor de la fiesta: los desplazamientos organizados para jóvenes que, en una visita relámpago, acuden a la ciudad a conocer el ambiente y a aprovechar su ambiente nocturno.
Es una de las fórmulas que incentiva especialmente el botellón, puesto que en las condiciones del viaje se deja claro la permisividad con el manejo de bebidas.
Estos viajes movilizan a numerosos jóvenes, especialmente de Madrid a través de portales especializados en viajes universitarios. Tanto, que ya están organizados los de 2020. «Disfruta de las Fallas en un viaje relámpago en el que disfrutar de una mascletá, una noche de fiesta y mucha diversión», «Ven a ver como el cielo de Valencia se ilumina por el fuego, donde podrás saborear el Mediterráneo, en una ciudad llena de vida y fiesta» son reclamos por los que, desde 16 euros, se oferta salir el sábado (se entiende que el 14) temprano por la mañana y pasar la jornada completa y la noche del sábado al domingo, el de la «plantà» infantil, en el que hay potestad para celebrar verbenas y discomóviles. El regreso sería el domingo al alba, ideal para dormir los excesos en el autobús. 24 horas sin freno.
Hasta ahí todo sería normal, pero, por ejemplo, en las cláusulas se asegura que está permitido «cualquier tipo de equipaje para el viaje, comida o bebida gratis contigo» y, más aún, simplemente por un seguimiento en instagram, a los grupos de seis personas «os regalamos una botella». Ofertas que repiten en otro tipo de viajes
En esta edición de 2020 hablan incluso de «falla privada» y hacen mención a la comisión de «Salamanca-Conde Altea en exclusiva con DJs Unicampus para el precopeo». Precisamente es la zona preferida por estos viajes organizados, muchos de cuyos viajeros se arraciman en la zona de la Gran Vía, el principal foco de botellón de la ciudad. Pocos espacios hay más densamente ocupados como la mediana de Marqués del Turia o el espacio de Conde Altea entre Joaquín Costa y Salamanca.
La prohibición del botellón en Fallas presenta el problema de cómo aplicarlo. No es lo mismo, por ejemplo, el control que se ejercerá en la próxima fiesta de Halloween, donde la Policía Local distribuye puestos de control estratégicamente; o en las campanadas de Fin de Año, que es un recinto acotado, que en una fiesta que ocupa la totalidad de la ciudad. Es por ello que el conflicto entre la amenaza y lo que viene siendo una riada imparable de visitantes será uno de los grandes retos a resolver en las próximas fiestas.
