Un aspecto llama la atención de la fallera mayor de València 2020, Consuelo Llobell: va sobrada de talento y ganas de trabajar. Valga su expediente académico: acaba de graduarse en Medicina y lo hace con un expediente impoluto porque en la vida ha suspendido un examen. Desde Primaria a la Universidad, donde salió a año por curso. Accedió a la universidad pública con un 13,14 en selectividad (el máximo es 14), algo que ella misma subrayaba como «una satisfacción personal muy grande porque me esforcé muchísimo». Ahora lo tiene claro: iba a empezar el MIR, pero lo aparcará para afrontar tranquilamente su año. Aunque ayer, hasta el último momento, estuvo por la labor. «Me levanté no muy pronto y me he ido a estudiar». Su sueño es ser dermatóloga y así se lo dijo a Joan Ribó, a lo que el alcalde le contestó en una de las llamadas más importantes de su vida: «Eso está muy bien porque los problemas de la piel son muy importantes».

¿Alguna debilidad? Sí: dio guerra en casa. Era muy mala comedora. «La hemos castigado muchas veces por no comer. Cuando veraneábamos, cuando no comía o no cenaba, el castigo era volver a las siete de la tarde a casa. Y lo asumía bien, porque seguía sin comer». Ahora, aseguran, ha aprendido a comer mejor, pero sin volverse loca. «Cena enseguida».

Ella misma reconoce que «empecé a jugar al tenis con seriedad, pero como no me alimentaba bien tenía muchas lesiones y, acabaron por sacarme». La WTA perdió a una posible estrella, pero las Fallas 2020 han ganado una. Y ella ahora se dará un atracón de cultura popular.