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Tradiciones

Las fallas de Innovación y crítica social reclaman su espacio con la marca I+E

Once fallas grandes y siete infantiles tratarán temas como la ecología, el acoso escolar o las enfermedades con diseños poco convencionales

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Fallas Innovadoras y Experimentales 2020

Aunque sea más porosa que las de Especial o Primera A, las fallas que componen el colectivo de I+E están consiguiendo, con el paso de los años, crear una marca propia. La innovación y experimentación en la fiesta es antigua y es una derivación de aquellos primeros experimentos de pioneros como Ricardo Rubert o, posteriormente, Alfredo Ruiz. Al precio, en no pocas ocasiones, de escuchar un «eso no es una falla». Pero los tiempos cambian y con 382 demarcaciones donde plantar, hay una ventana para los proyectos en los que los autores se atreven a presentar alternativas tanto en la concepción arquitectónica como en la temática, puesto que suelen abordar problemas sociales atrevidos con metáforas más imaginativas que el tradicional ninot de mensaje directo. La consecuencia son las fallas I+E. No son todas las que deberían estar. Podrían estar Corona, Villanueva de Castellón y alguna más que también apuesta por estos proyectos tan particulares. Pero resulta incontestable que la marca I+E agrupa a buena parte de las comisiones que, desde hace tiempo, fomentan esta visión alternativa.

Once comisiones, una de ellas de Sagunt, y un total de 18 fallas (once grandes y siete infantiles) componen esta marca. Incluyendo algunas de las grandes pioneras de esta fórmula: Universitat Vella, que desde su refundación en 1990 siempre planta fallas con personalidad propia, será un alegato contra el acoso escolar. Plaza de Jesús lo es contra la ignorancia y harán de la falla un espacio para recoger libros, que serán donados a una ONG. Y Lepanto-Guillem de Castro, con Anna Ruiz, presenta «Eufòria» basada en la que se vive en un concierto, pero cuyo mensaje será más profundo en base a esa palabra clave.

Las fallas experimentales tienen, si se quiere, el inconveniente de que son para entretenerse en su comprensión. Que suele precisar una lectura pausada de los paneles explicativos. Aquellas que se aprecian al primer golpe de vista son un prodigio de imaginación. Son realizadas normalmente por artistas que siempre huyen del convencionalismo. Aunque, por ejemplo, este año se suma Raúl Martínez «Chucky», un especialista en fallas de tinte social, que ahora da una vuelta de tuerca en Ripalda-Beneficencia con «Ningú», en el que el protagonista es la sombra de un ser humano a lo largo de su recorrido vital.

Castielfabib empezó su aventura experimental al inicio de esta década y ya es una de las comisiones emblemáticas. Aunque, como este año, el objeto de la crítica sea tan de proximidad como la propia fiesta y su financiación.

La «casa-casal», un espacio «donde todos son bienvenidos como espacio de integración», es la propuesta de Canal de Navarrés-Vall d'Albaida «els Somnis». Y en La Punta, Jesús Morante y Borrás ha plantado o proyectado tantas fallas experimentales, nueve, como años tiene la comisión: nueve. Este año, la propuesta «Fugaç» de Ricard Balanzá es «un juego de ilusiones, necesario en tiempos convulsos».

Amparito Ordaz y Paquito

Borrull-Socors ha saldado con notable éxito sus incursiones en el I+E y en 2020 vuelve a apostar por la falla hecha por los falleros con una fuerte crítica social a la existencia de ciudadanos de primera y de segunda.

Micer Rabasa-Poeta Maragall cuenta con el taller de Juan Ruiz y la «maestra de la costura» Amparo (Amparito) Ordaz, que dedican su falla a Paquito, un niño con Atrofia Muscular Espinal y su historia de lucha por una vida sin barreras.

Y Alfara del Patriarca-Periodista Gil Sumbiela critica el peligro de la contaminación por plástico.

Completa la propuesta I+E la comisión de El Mocador, de Sagunt, que no duda en sumarse desde hace ya unos años a este fenómeno del arte alternativo.

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