La falla municipal de 2020 es una apuesta de altísimo riesgo, porque todo depende de algo tan sutil como que la gran figura central, la joven que está meditando, pueda girar sobre su propio eje y complete una vuelta completa cada día. Todo depende de la unión entre arte efímero y tecnología.

De momento, sus responsables, Manolo Martín y José Ramón Espuig, ya han hecho un primer ensayo general en las instalaciones de la firma Overtotem, en Cuenca. Allí se hizo una simulación con una parte de la falla pero, sobre todo, incorporando las toneladas de peso que tendrá la obra. Y, de momento, parece que funciona. Eso sí, la estructura está ideada para que «dé la sensación de que la figura gira y levita». Primero hay que hacer una plataforma de precisión para evitar los desniveles y después incorporar el mecanismo, que dejará a la joven meditabunda en altura.

Este es uno de los detalles que conocieron anoche la fallera mayor de València, Consuelo Llobell, y su corte de honor a la que es «su» falla, junto con la directiva de la JCF. Para que conozcan de primera mano la obra que las acompañará en la falla y para que la empatía previa no se reduzca a la visita protocolaria y apresurada de primeros de marzo.

El concejal Pere Fuset apeló a que «es una falla que tiene que gustar porque reúne diferentes técnicas y conceptos no ya tradicionales, sino ancestrales. Desde la construcción con cartón y vareta pasando por el movimiento o los ninots de carrer de que dispondrá».

Cada día aparecerá un «ninot»

«Açò també passarà», que cuenta con el diseño de Escif, no tendrá en esta ocasión un acto especial de «plantà», pero sí un calendario. El día 7 llegará una primera pieza pero el 8, a pesar de la condición femenina del remate, no se hará nada, aunque se barajó, para ceder el protagonismo a las manifestaciones feministas. Lo que sí que se irá produciendo cada día en los últimos antes del 15 es la aparición goteada de los «ninots» que, tal como se anunció en su momento, aparecerán en diferentes partes de la plaza municipal.