Las liturgias falleras siguen cumplíendose conforme pasan los días. Ahora llega una muy común en establecimientos de peluquería: las colas de agenda. Es decir, el momento en el que las clientas falleras pueden solicitar día y hora para peinarse.

Es lo que ha sucedido, por ejemplo, en uno de los establecimientos más conocidos de la ciudad: El Tocador de Jesus Saez y J. Parralejo, que abrió la agenda ayer a las nueve y media de la mañana. Pero eso significa que ya había clientas desde las ocho de la tarde del día anterior. La misma cola que se aguanta para obtener entradas de un concierto se hace para tener día y hora adecuada.

Y lo que es más llamativo en estos casos, siempre se hace a gusto. Se adopta como una experiencia.

Los turnos, tanto de maquillaje como de peluquería, se abren desde el día 14, pero los más codiciados son, por lógica, los días 16 "las que van a recoger premios infantiles por la tarde" y, especialmente, el 17 y 18, los días de Ofrenda. En el caso del Tocador, el 18 ya estaba agotado. Y los horarios son especialmente dispares y están muy condicionados por la Ofrenda. Una fallera no puede permitirse hacerlo tarde, de la misma forma que otra rehuye hacerlo temporano. Pero, como es obvio, quien ha tenido más paciencia pasando, si es necesario, la noche en la cola, se lleva su particular "prime time".

Estos ritos tienen su liturgia. En el caso del Taller, las falleras mayores que han acudido durante todo el año tienen ya la reserva hecha. Es una prerrogativa por fidelidad.

Los profesionales de la estética fallera precisan en esos días de unas características muy definidas: pericia y paciencia para ir confeccionando tocados.