Los asistentes no olvidarán el espectáculo pirotécnico que ofreció Ricardo Caballer en la Marina. ?Salvaje y sublime a partes iguales. Fue una recreación apabullante, de originalísima belleza y que fue directa al corazón por las serpentinas con los colores de la senyera. Los torbellinos en azul y los relámpagos multicolores traían enredadas en su detonación un sentimiento nuevo, el de las Fallas 2020, porque el pirotécnico valenciano no olvidó que el mundo fallero es un mundo sentimental traducido en un fino entramado de experiencias y pasiones.
Las miles de personas que abarrotaron la Marina de València aplaudieron a rabiar cuando terminó esta mascletà que, debido al aire que se levantó, pasó a ser un castillo que duró 9 minutos y aplazó 20 minutos su inicio.
Como muestra del compromiso con el medio ambiente, este año se ha conseguido reducir en un 70% los residuos de la mascletà, utilizando el propio material pirotécnico como soporte, es decir, tres cuartos de la mascletà desaparecerán totalmente sin dejar ni rastro en la ciudad
