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Fallas en pleno julio

"Fallas en verano son posibles"

La Bellea del Foc de 2018 recomienda algunos cambios de hábitos pero aventura que «la fiesta la podréis celebrar»

"Fallas en verano son posibles"

A las pocas horas de aplazarse las Fallas 2020 se conseguía un plan B. En tiempo récord: celebrarlas en las mismas fechas, pero en el mes de julio. Tal que ahora dentro de cuatro meses. En condiciones normales, un milagro.

Pero en seguida se le pusieron pegas: «¿Como se van a celebrar las Fallas con ese calor?». Partamos de la base de que, si las circunstancias de la sanidad mundial lo permiten, habrá Fallas. Pero si así ocurre, hay que partir de la base de que no serán un calco del ritual de marzo. Y que, en cualquier caso, habrá que modificar usos y costumbres.

Uno de los motivos de debate es el de la indumentaria tradicional. Y mientras unas voces se echaban las manos a la cabeza preguntándose cómo ponerse la indumentaria y el peinado, como si de un imposible se tratara, otros no han hecho más que mirar a una normalidad: cada año son ya cientos los falleros y falleras que acuden a participar en las Hogueras de Alicante, con las mismas altas temperaturas y humedades, grado arriba, grado abajo, que se tendrán que soportar en julio.

Falleras mayores de comisiones, al igual que Consuelo, Carla y sus cortes de honor se enfrentarán, es cierto, a un escenario muy diferente al de una fiesta de invierno. Pero nada que no lleven como algo habitual todas aquellas que representan a las diferentes comisiones alicantinas. Allí convive la indumentaria con las altísimas temperaturas. Y un primer análisis visual recuerda que el traje de novia alicantina incluye un corpiño, de manga larga y negro. Además de sedas y ropas interiores que, en muchos casos, realizan los mismos fabricantes que los de Fallas. Sin estar exentas de peinados complicados. Dicho de otra forma, nada que no tengan asumido en la fiesta hermana.

«Yo recomendaría que no se alarmaran. Está claro que serán unas Fallas diferentes, pero cambiando algunos hábitos se pasarán bien, como nos sucede a nosotros. ¿Fallas a 40 grados? Se pueden hacer». Voz de la experiencia es Aleida González, Bellea del Foc de 2018 y conocedora de las particularidades de una fiesta y otra. E incide precisamente en detalles como el de la Ofrenda. «Nuestro traje es con corpiño negro, con lo que atrae el calor, y no pasa nada. Se soporta». Incluyendo actos, como la entrega de premios, que es a mediodía. «Lo mismo que tantas falleras que vienen a participar de nuestra Ofrenda. Es verdad, seguro, que habrá que pensarse bien los horarios, recorridos, sesiones... nosotros, por participantes, nos podemos permitir hacer dos sesiones, empezar a las siete de la tarde y acabar sobre las once, once y media... es cuestión de acomodarse. Intentar no exponerse al sol antes de empezar... y sobre todo pensar que es un esfuerzo extra porque estáis en unas fiestas excepcionales, que pasarán y todo volverá a la normalidad».

Por eso, Aleida destaca como sugerencia «habitos que nosotros tenemos por costumbre». Por ejemplo, «no dejar de ir sin bebida a la mascletà. Nosotros la disparamos a las dos de la tarde. Sabemos que va a hacer mucho calor. Tenemos claro que hay que hidratarse. Y por eso, la gente lleva, sí o sí, la botella de agua». El error que incurren algunos de los que caen por lipotimia un mediodía de marzo: llegar desprotegidos. «Aquí, como lo sabes, la llevas, porque vas a estar a pleno sol, aunque sea media hora». Allí, además, es muy común el empleo de gorras, palmitos y sombreros de paja. «Y el que cree que puede marearse, por definición se va hacia atrás».

Sentido común y preparación. «Al balcón municipal de València no le da el sol de lleno en Fallas. Nosotras, y eso lo viven las falleras mayores cuando vienen, la vemos a pleno sol. Pero también te están dando continuamente bebidas si hace falta».

Hay referencias cercanas de vestirse de valenciana en plena canícula. Por ejemplo, las procesiones en las fiestas patronales de las pedanías. Por no hablar de las del centro de la ciudad, como la del Carmen, que hacen las falleras del barrio del mismo nombre o las propias falleras mayores y cortes de la ciudad, habituales en ese festejo. O las preselecciones, donde las candidatas están citadas a media tarde para empezar las pruebas con el jurado. Es decir, que entrenamiento previo existe. Otra cosa es la falta de costumbre de las «bases», de las miles de falleras que se visten sólo en la presentación y en la semana de Fallas, que se encuentran ante un escenario poco habitual. «¿Trucos? Nunca debe faltar la bolsa de chuches escondida en la enagua. Y también el spray para los pies, porque éstos van a sufrir necesariamente. También viene muy bien el agua termal para la cara. ¿Sabes que viene muy bien también? Colonia fresquita para aplicarla. Y además, como es fácil imaginar, no dejar de llevar agua a mano». La Bellea de 2018 sabe de los estricto de las normas en actos como la Ofrenda y la obligatoriedad de ir con corpiño de manga larga. En Alicante las hay (las comisionadas no visten de novia alicantina) que emplean trucos como «emplear los picos de la mantilla para tapar los brazos y hacer de manga larga...», pero seguro que la mejor medida será, «en la medida de lo posible, llevar telas ligeras, no dejar de llevar pololos, que dan una sensación de frescor en las piernas...» aquello que lo haga soportable. Y a los hombres les recomendaría «no llevar lo que no fuera necesario. ¡Yo no iría con las mantas!».

Se dará en unas Fallas de Julio nuevamente una situación que es habitual en marzo, pero que se generalizaría mucho más en estío. Una de esas anomalías nunca bien explicadas: los hombres llevarán su indumentaria tradicional, sus «saragüells», sus chalecos, sus camisas... y lo rematarán con unas rotundas gafas de sol. Esas que no podrán lucir las falleras, como tampoco lo hacen ni bellezas ni comisionadas.

La que fue representante de la fiesta de la «terreta» recomienda algo mucho más espiritual: «saber que son unas Fallas excepcionales. Y que, como tales, hay que afrontarlas. Y que la vida va a continuar con total normalidad al siguiente mes de marzo, que es, al fin y al cabo, lo que os deseamos todos». Y que, por efecto dominó, la epidemia se levante con tiempo para no tener que celebrar ellos unas «Hogueras de Septiembre».

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