La fiesta de San Vicente Ferrer está a punto de ser cancelada en su totalidad después que, en la jornada de ayer, ya se confirmara la suspensión de dos de sus actos emblemáticos: el pregón, que organiza el Altar del Mercat, y, especialmente, el concurso de «miracles». Esta cancelación se considera, de hecho, la antesala de la suspensión total.

El centenario concurso es uno de los elementos troncales de la fiesta vicentina. El estado de alarma impide la reunión de personas y, por consiguiente, la celebración de los ensayos y mucho menos poner en riesgo a los niños.

Si días atrás se anunciaba la cancelación de la Semana Santa Marinera, la fiesta vicentina irá detrás. Y es que los propios altares ya estaban resignadas a no celebrarla y no iniciar la contratación de unos gastos que podrían literalmente arruinar las finanzas de las asociaciones. Además, se es consciente que muchos miembros de los altares están, por edad, entre los grupos de más riesgo. La única opción sería rescatar la Procesión Cívica en mayo o junio.