Lamentaban profundamente los compañeros de profesión el no poder ni despedirse de él. Pero las circunstancias mandan. Y lo lamentaban porque la noticia era inminente. Fernando García Ribas se ha ido porque el tumor era ya inoperable. Lo había conseguido la primera vez, pero el camino era irreversible. La vida se marcha, pero no la obra y, sobre todo, el espíritu. Eso es lo que han transmitido reiteradamente sus compañeros de profesión. La calidad humana de un artista fallero que deja dos proyectos póstumos, que arderán en el mes de julio, en cuanto pase la pandemia, y con la ayuda inestimable de los compañeros de profesión y taller que le habían dado los últimos toques.

Fernando García Ribas formó junto con su hermano José Manuel (a quien una enfermedad prejubiló) uno de los talleres más importantes de la primera década del Siglo XXI. Por eso, la firma de los proyectos fue indistintamente «Fernando García Ribas» y «Hermanos García Ribas».

La carrera la empezó con fallas infantiles y grandes en proceso de aprendizaje desde mediados de los noventa: Ausias March-Na Robella (su falla de examen), Luis Cano, Borrull-Turia... pero donde verdaderamente se da a conocer es en el año 2000 en Pizarro-Cirilo Amorós. Ahí planta una muy interesante falla, con un coletudo Antonio Banderas y Silvester Stallone como remates. Están empezado a crearse nuevas formas y modelos con unos materiales que han empezado a proliferar en la década anterior. Los buenos resultados en Pizarro le llevan en 2002 a debutar a gran nivel en San Vicente-Periodista Azzati, ya en Primera A, con un tercer premio en el debut en 2002. Se gana la etiqueta de «emergente» y al año siguiente ya alcanza la Sección Especial, donde participaría en siete ocasiones, cuatro en L´Antiga de Campanar y tres en Reino de València-Duque de Calabria. Fallas irreprochables, pero en evidente inferioridad de condiciones, lo que fue lastrando su progresión con los mejores.

En la última década, y con su hermano ya camino de la retirada, se cobijó en secciones inferiores, no acordes con su calidad. Ni siquiera la primera operación le apartó de su profesión y pasión ni un sólo año. El destino le quiso ser benevolente casi al final otorgándole un primer premio en fallas infantiles el pasado año con el proyecto infantil. Ese que, asombrosamente, se le resistió en fallas grandes después de casi 60 trabajos. Dos de ellos, Pintor Goya y Leones-Poeta Mas y Ros permanecen guardadas como proyectos póstumos.

Durante años ejerció de secretario del Gremio de Artistas Falleros. Será ahora uno de los recordados en la celebración anual, se celebre cuando se celebre.