Lo Rat Penat ha oficializado el ejercicio de lógica anunciado la pasada semana por su presidente, Enric Esteve, en Levante-EMV: la cancelación del concurso de las Cruces de Mayo en su edición de 2020.

A cuatro semanas de su celebración, no existe ni un sólo factor que permita su celebración, especialmente la reunión de personas en un local para la materialización de las obras florales. Que, además, quedarían en la calle sin casi público para poder verlas y sin la posibilidad de realizar los eventos que le acompañan, como la bendición o bailes regionales.

Lo Renat agradece a las entidades participantes habitualmente en el conurso su implicación en el mismo "con la esperanza de que el próximo año, superada esta crisis, podamos volver a convocarlo".

Las Cruces de Mayo se enfrentarán por ello, nuevamente, a una ardua tarea de reconstrucción. Cuando tuvo lugar la crisis economica de finales de la pasada década, las Cruces fueron una de las manifestaciones que más lo sufrieron. Se trata de una manifestación cultural que no tiene entramado asociativo propio, sino que se surte de otros: comisiones de falla, juntas de fiestas, parroquias, cofradías, asociaciones culturales.... que cortaron abruptamente su participación dentro de la política de recortar gastos, aunque el concurso nunca llegó a cancelarse por falta de participación. Desde entonces, el concurso iba contemplando una recuperación lenta. Del centenar largo de cruces que llegaron a plantarse, el pasado año eran 51. Ahora, presumiblemente, tocará volver a empezar si no de cero, sí de varios pasos hacia atrás.

Las Cruces de Mayo se han convertido en una imagen de paisaje ciudadano muy llamativa cuando llega el 3 de mayo. No se trata ya de erigir una cruz con un esqueleto compacto y la flor pinchada. Se trata de verdaderas obras a veces de ingeniería, a veces de imaginación y a veces de las dos cosas y cuya última aportación había sido no sólo la tematización, sino la crítica social.

A pesar de la presencia de las flores en diferentes manifestaciones festivas (Fallas, Semana Santa, Virgen, Corpus...), la Cruz de Mayo nunca ha sido una fiesta especialmente puesta en valor en la ciudad a pesar de que, cuando las cosas venían bien dadas, llegó a aportar una extensa colección de obras de arte o, por lo menos, buen gusto.