Un día después de cancelarse las Hogueras y la Magdalena, València anunciaba la suspensión de las Fallas 2020. Aplazadas en su día a julio por la crisis sanitaria de la covid-19, se posponen ya de forma definitiva hasta marzo de 2021. «Hemos hecho lo posible e imposible por buscar alternativas y la conclusión a la que hemos llegado es que esta es la mejor opción», señalaba en la tarde de ayer Joan Ribó. El lento ritmo al que transcurre la desescalada hacía inviable mantener los festejos falleros para este año. También prolongar la agonía con una celebración para septiembre.

La decisión avanzada ayer por Ribó y Carlos Galiana, concejal de Cultura Festiva y presidente de la Junta Central Fallera, deberá ahora ser ratificada por una asamblea telemática de presidentes, que empezó ayer mismo y finalizará este viernes. El acuerdo se había alcanzado poco antes tras reunirse, en el hemiciclo municipal, con artistas falleros y representantes de las comisiones. Entre las propuestas, Ribó destacaba que Consuelo Llobell y Carla García repitan en el cargo en 2021.Galiana, además, aseguraba que se reestructurará el presupuesto de la Concejalía de Cultura Festiva para aliviar la crisis del sector.

«Por consenso»

A las preguntas de por qué València había tardado tanto en suspender las Fallas, cuando la Tomatina de Buñol o los Sanfermines se habían quedado antes por el camino, Ribó contestaba que se había buscado un «acuerdo» con el mundo fallero. Incidiendo en las «coordenadas de consenso», tanto en la decisión preliminar de retrasar a julio, como ahora de cancelar sin vuelta atrás. «No se debe imponer con ordeno y mando, estamos en democracia. Preferimos tardar un poco más y hacerlo codo con codo con la gente del mundo fallero», defendía.

«Siempre dijimos que cualquier posible celebración en julio dependería de la situación sanitaria», insistía el alcalde, para remarcar: « Vista cómo está la situación en todo el mundo, en julio no se pueden realizar». Punto en el que recordaba que Alemania o Corea han desandado algunos de los pasos dados. El no haber logrado avanzar hasta la fase 1, vino a señalar, había sido uno de los factores que habían inclinado la balanza . «No podemos organizar el operativo a expensas de saber si la situación se va a solucionar, mejorar o empeorar, aunque sea en el marco de la nueva normalidad», trataba de razonar.

«Desde la noche del 10 de marzo hasta el día de hoy, llevamos muchas reuniones, análisis y debates por lo que respecta a las Fallas», argumentaba a los periodistas vía telemática. «Inicialmente, nosotros y creo que todas las personas implicadas pensábamos que podríamos continuar con la programación preparada», señalaba, aunque enfatizando que se habían preparado «pequeñas alternativas». «Nunca pensamos que la magnitud de la pandemia pudiera llegar a hacernos decir aquel 10 de marzo que las Fallas no se iban a celebrar», admitía la primera autoridad municipal.

Conversación con Barceló

Ribó explicó que la noche del martes había mantenido una conversación con la alcaldesa de Castelló, la socialista Amparo Marco, el alcalde de Alicante, Luis Barcala (PP), y Ana Barceló, consellera de Sanitat. Aunque Barceló aseguraba ayer que no les había dado ningún consejo sobre la celebración o no de sus respectivas Fiestas, lo cierto es que los acontecimientos se precipitaron después. La consellera insistía en que solo les trasladó cómo estaba la situación sanitaria en la Comunitat Valenciana. «Tenemos magníficos alcaldes que saben cuáles son responsabilidades», resaltaba.

Aplazadas las Fallas 2020 por el alto riesgo de contagio del coronavirus

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A la reunión en el consistorio asistieron, además de Ribó y Galiana, representantes de la Interagrupación, de la Federación de Fallas de Especial, la de Primera A, fallas innovadoras, delegados de sector y el gremio de artistas falleros. Un encuentro que calificaba Ribó de «intenso y lleno de emociones». «La conclusión es que esta es la mejor opción, la salud es lo primero. Aunque en estos momentos la pandemia parezca que está bajo mínimos en la Comunitat Valenciana, eso no quiere decir que en quince días estemos igual o peor», espetaba.

Ximo Puig, president de la Generalitat, señalaba a los pocos minutos que la suspensión «es una medida histórica», un «indulto general que nadie hubiera deseado», e instaba a pensar «ya en 2021». «Nos duele a centenares de miles de personas. Tanto trabajo, tanta ilusión... un indulto general que nadie hubiera deseado. Pensemos ya en 2021, quedan 310 días para la Cremà», escribía en sus redes sociales junto a una fotografía de un monumento en llamas. Resaltaba que Torrent, Gandia, Alzira, Alaquàs o Borriana también han cancelado «por responsabilidad y salud pública».

La también socialista Sandra Gómez, calificaba la decisión de «muy dolorosa». «Era lo que tocaba hacer, nosotros ya veníamos advirtiendo de que no veíamos razonable ni sostenible mantener la expectativa al mundo de la fiesta», comentaba. «Con todos los indicadores sobre la mesa era imposible», para comentar que ahora toca «dar seguridad, recursos y planificar las de 2021». «No lo podiamos demorar más pero renaceremos», concluía la vicealcaldesa de València.