Las piezas fueron cayendo en un contenedor, pero todavía hubo tiempo para una despedida en forma de fotografías. De lo que no ha de volver. "Llapiçera", el remate de falla creado en 1984 por el artista José Devís, no se plantará nunca más después de que su molde para ser confeccionado en cartón haya sido definitivamente arrojado a la escombrera.

Se trata de un reflejo de lo que es el presente de la fiesta. Un proceso inexorable por el que han pasado ya numerosos elementos reconocibles de la historia de la fiesta. No están catalogados los remates históricos cuya corteza de escayola ha sido destruida. Los pesados y aparatosos moldes, necesarios para crear figuras de cartón o poliéster, son elementos del pasado, ocupan mucho espacio y ya no tienen mercado. No tienen más valor que el sentimental, que no es poco. Pero son imposibles de guardar.

Por eso, José Ramón Devís ha decidido desprenderse de él. Dentro del particular proceso de "limpieza de taller" en el que no pocos artistas se han enfrascado en las últimas semanas: ante la falta de trabajo, con los contratos y proyectos todavía por poner en marcha y sin trabajo de hogueras de Alicante, ha sido tiempo para adecentar talleres y desempolvar, cuando no tirar, verdaderas reliquias. Y con ellos, numerosos fragmentos históricos, pero inservibles desde hace tiempo.

Taller de la familia Devís. Arriba, las "nayas", donde, durante décadas, se han ido almacenando los moldes de escayola y que, inexorablemente, se van tirando por falta de uso

"El corazoncito no lo entiende"

José Ramón Devís lo reconoce, pero también que desprenderse de los moldes, artefactos tan aparatosos como inútiles, le duele. "El corazoncito no lo entiende porque con cada trozo de molde que tiro es un trozo de mi pasado con mi padre en ese taller pero al final tenía que tomar la decisión".

Pero el cliente es el que manda. "Ya hace mucho tiempo que no tenían salida. Se habían quedado antiguos". En el argumento y en la técnica: "es un modelado que ya no gusta a las comisiones. La última vez que lo puse fue medio saliendo de entre unos humos porque eran siete metros de director y era inviable con ese tamaño hoy en día". Pero duele. "Simboliza 34 años de historia del taller de mi padre y mío".

"Llapiçera" no fue un remate de sección especial. Pero fue una de esas figuras que se quedaron en el imaginario popular. El personaje ya había sido figura fallera mucho antes. En 1952, por ejemplo, Jorge Guillamont ya lo plantaba en el estrechísimo cruce de Tapinería-Verónica. Pero esta figura en concreto fue creada por José Devís para competir en la Primera A de aquel 1984. El molde de escayola proporcionaba un remate bastante grande para la época. En el mismo, la figura del mítico Rafael Dutrús aparece inclinado hacia adelante, batuta en mano, levita y bombín pintados en rojo sobre camisa amarilla, dirigiendo a sus músicos, que están a sus pies sobre una columna jónica. Era el elemento princial de la falla Castellón-Segorbe de aquel año.

Estuvo a punto de ganar: se llevó el segundo premio de falla y primero de ingenio. Fue un año en el que sólo le ganó la mano la dupla Agustín Villanueva-Francisco Esteban en Almirante Cadarso (tenía bastante más presupuesto y, por ente, más falla, además de un remate muy inspirado), pero dejó por detrás a clásicas de aquellos tiempos: Obispo Amigó-Cuenca de Ángel Gómez (un guerrero creado a rebufo del estreno de Conan el Bárbaro), Federico Mistral-Murta (una pequeña obra de arte de Luis Martínez Canuto, con un Miguelete humanizado y dos niños músicos); Doctor Collado (una revisión del petimetre que Vicente Agulleiro había plantado en Na Jordana seis años atrás) y San Vicente-Periodista Azzati (un genio de la lámpara de un por entonces emergente valor llamado Vicente Almela).

La falla ganadora: Almirante Cadarso-Conde Altea (Foto: Álbum Bayarri)

Una generación entera ya tiene dudas

Por entonces, Castellón-Segorbe estaba encaramada a la zona noble. Siempre entre la categoría de plata y la de bronce. Incluso tuvo una incursión en la Especial en 1980. José Devis, un artista de larga trayectoria y muchas veces ganador, nunca estuvo tan cerca de ganar en Primera A como con aquel "Llapiçera", dentro de una falla que no podía llamarse de otra forma que "El empastre". Un lema y un pretexto argumental que podría utilizarse década tras década. Si no fuera porque la banda cómico-musical fue disuelta hace ya casi quince años y empieza a quedarse, en el imaginario popular, como algo pasado de moda. Aún, en el año 1978, los músicos protagonizaban una actuación para el programa "300 millones", aquel que se emitía para toda Iberoamérica, con motivo de las Fallas de ese año. Pero toda una generación empieza a desconocer qué era la Banda del Empastre.

Esa es una de las causas de que el remate ya no tenía mercado.

Repetida varias veces

Es el sino de una forma de trabajo que ya no volverá. Molde de escayola, cartón, tiras de papel de periódico, "panet"... "Tenía casi 150 metros de terrazas y altillos ocupados con esos mostruos de moldes entre el Llapisera y las lagartijas que son de escayola es mucho espacio que puedo ocupar para trabajar y los otros de fibra de poliéster se los doy a un compañero que puede utilizarlos". Las lagartijas son otro remate espectacular que estrenó su padre en 1980, en la falla de la calle Alicante de Quart de Poblet.

La figura de Rafael Dutrús fue plantada también en Catarroja, la población génesis de la banda de música, en 1992 "y algunas veces para pueblos y también en València". En Pérez Galdós-Calixto III, en 1989. También con un primer premio.

Pero los tiempos han cambiado y los remates se guardan no a tamaño natural en forma de moldes de escayola, sino en el tamaño de un microchip. Pero cuando la expresión de "Llapiçera" echaba una última mirada (en el molde se distingue sin problema), a Devís, así lo reconocía, se le hizo muy cifícil.

"Había que cerrar los ojos y el corazón, al final, se hará el ánimo". No le queda otra.