Los casales de falla podrán alcanzar un 75 por ciento de su aforo, siempre y cuando éste pueda garantizar la distancia mínima de seguridad interpersonal. En el caso de que el recinto fallero no esté aforado (es decir, que no tenga calculada su cabida de forma oficial), habrá que hacerlo en función a la superficie útil que se dispone para ello y calculando dicho aforo tanto para sentados como para de pie para posteriormente calcular ese porcentaje.

Esta es la comunicación que ha dado a conocer la Junta Central Fallera y que responde a la duda que, en la pasada asamblea de presidentes, se puso sobre la mesa reiteradamente: con la llegada de la nueva normalidad, cuántas personas pueden acudir a los casales.

Se trata de una duda importante, puesto que, aunque no pueden realizarse actividades normales del calendario (ya tenían que haberse celebrado los fines de semana de San Juan), los casales sí que tienen que acoger juntas generales para la toma de decisiones importantes. A esto hay que añadir la enorme heterogeneidad de las comisiones, que pueden tener casales pequeños para un censo grande o viceversa o la propia asistencia habitual a las reuniones.

Tanto es así, que, hasta ahora, estos recintos sólo han albergado reuniones de juntas directivas o incluso actos falleros, como nombramientos de falleras mayores, pero ante un público muy restringido. Y las pocas actividades que han tenido lugar, como talleres y ensayos de teatro, han sido siempre para un grupo muy reducido. No se quería exceder de los 20 asistentes de las normativas previas y las comisiones eran un mar de dudas.

No son de libre concurrencia

Por todo ello, el concejal Carlos Galiana anunció que el titular de Policía Local, Aarón Cano, había trasladado la duda a la Delegación de Gobierno, habida cuenta que los casales, por su especial concepto, es de difícil catalogación.

La práctica totalidad de casales pertenecen a la Clase B que «no son locales abiertos a la concurrencia pública, sino restringida, fundamentalmente a falleros y familiares». Por ello, «la expresión "invitados" no se ha de considerar como equivalente a locales de libre concurrencia, como son los casales de tipo C».

Por ello, «lo lógico sería aplicar la regulación relativa al derecho de reunión en cuanto a número de personas» (las veinte habituales en cualquier situación actual de la realidad cotidiana). «Pero teniendo en cuenta la realidad de estas sedes, en las que hay comidas o cenas, reuniones y similar, se les puede aplicar las reglas de un local de hostelería o de reuniones sociales». Lo que quiere decir que puede alcanzar un 75 por ciento de su aforo.

Hay casales que ese aforo ya lo tienen estipulado «por lo que éstos pueden tener perfectamente en su interior un número de personas que no exceda del 75 por ciento del total de su aforo inicial, tener mesas o grupos de mesa a una distancia de dos metros y éstas albergar al número de personas que permitan mantener la distancia física de dos metros». Los casales que aún no tengan cuantificado su aforo, tendrán que hacerlo.

Prioritario: la distancia social

En cualquiera de los casos, el calendario fallero empieza a ir cuesta abajo. En el mes de julio se reduce la actividad, y más este año que no hay prácticamente actividades y agosto es inhábil y en agosto hay un cierre prácticamente generalizado, que suele ser el que aprovechan las comisiones para acometer reformas. Por todo ello, la JCF recomienda priorizar fundamentalmente el mantenimiento de la distancia social. Galiana ya aconsejó de que, en caso de alguna reunión muy importante con previsión de mucha asistencia, se buscara un local alternativo.