El concejal Carlos Galiana ha transmitido un mensaje de esperanza de que la Ofrenda pueda celebrarse con una cierta normalidad en lo tocante a los participantes en la misma habida cuenta de que el festejo, tal como está concebido, se caracteriza precisamente la existencia de distancias entre los participantes. Siempre y cuando, evidentemente, las circunstancias sanitarias de marzo de 2021 lo permitan.

"Los falleros están ya acostumbrados a ir separados, en filas de poca gente y muy organizados". De hecho, ya en la última asamblea de presidentes, mostró sus reparos, en todo caso, en "la gente que va como espectador, no en la participante".

Y es que el festejo de los días 17 y 18 es uno de los elementos clave en la organización fallera y en su propia cohesión interna. Son muchas las personas que están censadas teniendo como motivo principal para ello la participación en la entrega de flores a la Patrona. Fue uno de los festejos cancelados en 2020 y, de cara a 2021, como es obvio, su futuro está ligado a las circunstancias sanitarias que reinen en ese momento.

Si se buscara una comparación, salvando algunas distancias, eventos como las carreras ciclistas (con unas personas discurriendo juntas y otras, quietas, a los lados del camino, en determinadas zonas) sí que se están pudiendo celebrar.

Tanto es así, que la distancia habitual establecida, sin pandemias por medio, entre filas de falleros, es de tres metros, bastante más que la distancia interpersonal establecida como medida de prevención anti Covid. Más cercanos están los componentes de una misma fila. Lo que, llegado ese momento, y si las circunstancias sanitarias lo permitieran, sí que podría llevar a una reorganización de los factores (Distancia entre filas x personas por fila) sin cambiar esencialmente los horarios previstos. Unos horarios que ya fueron aprobados antes del parón veraniego y que son los mismos que estaban previstos para la Ofrenda de 2020.

Y es que la distancia entre filas, la "distancia interpersonal", en la Ofrenda, es algo que los falleros intentan buscar casi por sistema: separarse lo más posible entre sí. Tanto es así, que el servicio de orden de la JCF vigila precisamente como una infracción susceptible de apercibimiento que las filas de falleros dejen excesiva distancia entre unos y otros.

Dos filas de falleras, con una distancia saludable entre una y otra. F. Bustamante

El factor de riesgo, en todo caso, para los participantes puede ser tanto en el previo como en la "post-ofrenda"; es decir, la aglomeración que puede provocarse al concentrarse en la salida y en la llegada.

La afluencia de público sería, pues, el problema a resolver que podría pasar incluso por hacerla a puerta cerrada o semicerrada. En cualquier caso, lo que se perdería seguro es el factor-turismo: una Ofrenda en la que hay medidas sanitarias significan, sí o sí, un escenario en el que no hay desplazamiento masivo de visitantes.

Una modificación sustancial en la Ofrenda estaría condicionada a la situación sanitaria. Desde la suspensión absoluta del festejo a su celebración en plenitud, el margen es amplísimo. "igual dentro de unos meses la situación es diferente. Por eso, conforme avance la pandemia, en uno u otro sentido, se verán las medidas que se puedan tomar". Con la Ofrenda y con las propias Fallas 2021, de las que dijo que es, a día de hoy, imposible establecer un diagnóstico de futuros. "Quedan cinco meses y muchos acontecimientos por venir. Queda Todos los Santos, Navidad o Sant Antoni, muchas fiestas por delante para hacer la proyección de lo que deben ser las Fallas"..

De todas formas, ha dicho que igual en tres meses la situación es diferente y, por eso, "conforme avance la pandemia" se verán las medidas que se puedan tomar para celebrar las Fallas.