La imposibilidad de abrir los casales para realizar actividades obliga a las comisiones de falla desde el confinamiento a agudizar el ingenio y a emplear los medios electrónicos para mantener la cohesión interna. En la primera fase del confinamiento, por la novedad, la fórmula funcionó. Pero con la llegada de la segunda fase de restricciones, toca hacer un ejercicio de imaginación. Sobre todo, después de que las novedades se hayan "quemado". No hay mucha más opción para mantener esa tensión asociativa.

Si hay que empezar a hacer una selección de actividades que dan un valor añadido, sin duda hay que quedarse con la idea de Carteros-Litógrafo Pascual y Abad, que ha aunado tecnología, originalidad y pedagogía para dar un empujoncito a la comisión infantil.

A lo largo de la última semana han organizado un taller de alimentación saludable. De tal manera que los infantiles debían fotografiar y enviar sus cenas. Es decir, estimular los buenos hábitos alimenticios y competir por un premio (parte indispensable siempre en las actividades falleras).

A lo largo de estos días, los miembros de la comisión han podido contemplar platos con "solomillos con gorgonzola, tomatitos cherry y pan", " Crema de calabacín con picatoste y ternera a la plancha", "Merluza al horno con pimiento y cebolla y coliflor hervida con vinagre" y similar.

No son los casales un lugar precisamente donde la gastronomía se presta al concepto de alimentación saludable. Ni para adultos ni para infantiles. Tampoco es el escenario en el que se busca ésto. Pero la falla Carteros sí que le ha echado ese punto de pedagogía que enriquece a una comisión, sobre todo si hay ideas para ello.