La parroquia de San José Artesano, la titular de la Ciudad del Artista Fallero, cuenta desde ya con un elemento ornamental que no puede hacer más honor al lugar en el que está emplazado: una reproducción de los apóstoles de la puerta del mismo nombre, originales de Regino Mas.

Se trata de unas piezas con historia que, a su vez, resume la propia historia de la profesión a su más alto nivel. Regino Mas, aparte de ser el artista más laureado de la historia de la Sección Especial, que extendió su dominio, casi tiranía, durante los años cuarenta y hasta mediados de los cincuenta, cultivó también la faceta de aplicar los conocimientos técnicos a la escenografía. Y trabajó para ello tanto con la productora Cifesa -"La princesa de los Ursinos"(1947), "Locura de amor" (1948), "Agustina de Aragón (1950) o "La Leona de Castilla" (1951)-. como para grandes superproducciones de Hollywood (documentada está su aportación a títulos como "55 días en Pekín" o "La caída del Imperio Romano"). Existe controversia sobre hasta qué punto se perdieron parte de esos decorados durante alguno de los incendios registrados en la Ciudad del Artista Fallero años atrás. Lo que sí que es cierto es que en su taller de Benicalap, en el que elaboró sus grandes fallas antes de que se construyeran las naves del nuevo barrio, quedaron guardadas las reproducciones apostólicas.

Según ha informado el propio museo, se trata de un encargo de Cifesa que, posteriormente quedaron olvidadas en dicho taller. Recuperados tras el desmantelamiento de la planta baja, pasaron a formar parte de los fondos del Gremio. Y, de hecho, se mostraron con motivo de la exposición conmemorativa del centenario del artista de Benifaió, que tuvo lugar en el Museu Valencià d'Etnología junto con todo el material rescatado. La muestra comisariada por Manuel Sanchis formó parte de la revisión de su vida y obra.

Con más de 70 años, es uno de los fondos más antiguos de que dispone el Museo del Artista Fallero junto con el "Palmito de la Boda", de Modesto González para Pie de la Cruz en 1948, restaurado hace pocos años, o el armazón del Gigante de la fiesta de los Niños de la Salle San Vicente, aunque el objeto más antiguo son dos bocetos de José Soriano Izquierdo de 93 años.

El padre Jesús, con una de las obras de Regino Mas Avan

Estos apóstoles están hechos íntegramente de cartón en un tiempo en el que las fallas aún se basaban en la tela y la cabeza de cera. Se trataba de encargos que debían tener calidad escultórica y perdurabilidad. De la misma forma que las obras más exigentes que se encargan ahora a los artistas falleros se hacen con fibra de vidrio y metal. Estos elementos de atrezzo, como el resto de la exposición, pasaron a ser custodiados por el Museo de los Artistas Falleros. Han sobrevivido al tiempo y las inclemencias, lo que tiene de por sí bastante mérito, aparte de la calidad escultórica de la reproducción de las obras en piedra de la puerta gótica (que son, verdaderamente, copias de los originales, los cuales están guardados habida cuenta de su deterioro).

Ahora lucirán de forma temporal en la parroquia. La directora del museo, Pilar Luna, hizo entrega de los mismos al párroco, el padre Jesús Belda, y ya se encuentran en el altar mayor. "Son esculturas muy evocadoras de fe apostólica, enraizadas en nuestra Catedral y permiten ser fuente de inspiración para la realización de obras con valores. Además, esta iniciativa responde a uno de nuestros sueños preciados: que la parroquia- que es la casa de todos- contribuya a la promoción del diálogo de la fe con la cultura del barrio”, aseguró el párroco.