«Hubo gente que se echó las manos a la cabeza cuando dijimos que íbamos a invertir en indumentaria, pero era necesario, porque había que dar visibilidad y salida a un patrimonio tan rico como el vuestro» así justificó ayer el concejal de cultura festiva, Carlos Galiana, el acto mediante el cual se desveló la acción realizada con las falleras mayores de València y cortes de honor: elaborar un nuevo traje oficial, que llevarán durante los, aproximadamente, diez meses que les quedan todavía en el cargo. El consistorio ha invertido cerca de 30.000 euros en los elementos necesarios para ello (telas, delantales, confección...) a los que se añadirán los complementos que ya disponen del ejercicio anterior, como los cancanes, peinetas, posticería, etcétera, y que son reparados o repuestos durante el ejercicio. El hecho de que la Junta Central Fallera hiciera esta acción generó debate y controversia, al considerarse «innecesario». No menos cierto es que ahora empiezan a afrontar nuevos más compromisos y los trajes que ya tienen podrían empezar a deteriorarse y, sobre todo, que la Junta Central Fallera tiene remanentes de sobra para poder acometer la licitación al no haber gastado prácticamente nada de dinero desde que se cancelaron las Fallas. Y que, en caso de no emplearlos, tendrían que ser devueltos en su práctica totalidad al ayuntamiento. Independientemente de que, con esta acción, la partida de indumentaria de 2021 es mucho menor que cualquier otro año. El sector de la indumentaria es, de todos modos, el que más ha tardado en recibir ayudas específicas desde el ayuntamiento, materializadas este fin de semana con los desfiles en la fiesta del Patrimonio.

El acto sirvió también para homenajear a las empresas que trabajaron con las falleras en 2020 con el objetivo de darles visibilidad. No en vano, en el mundo de la indumentaria son sobre todo los fabricantes de los elementos los que más están sufriendo la crisis por la falta de pedidos.