«Lo que queremos es que els Poblats Marítims sigan respirando Semana Santa, aunque sea dentro de las limitaciones. Pero tenemos que hacer todo lo posible por evitar algo que sería muy doloroso para la tradición: tres años seguidos sin actividad en esos días». La Semana Santa Marinera presentará un proyecto de festejos para tratar de evitar la suspensión total de la misma. Así lo ha hecho saber el presidente de la Junta Mayor, Pep Martorell, después de la reunión mantenida con el concejal de Cultura Festiva, Carlos Galiana. Todo ello, a falta de cumplir todos los trámites necesarios para ello en materia de acuerdo general de las hermandades y, el más importante, el visto bueno de la Consellería de Sanitat.

Se ha hablado mucho del futuro de las Fallas 2021, pero inmediatamente después llega la Semana Santa, cuyos márgenes de maniobra son mucho menores. El mapa que diseñan desde la propia fiesta va perfilándose. Las procesiones en la calle se dan prácticamente por perdidas. «No podemos engañarnos. ¿Qué posibilidades tenemos de hacerlas? ¿Un 10, un 20 por ciento? Eso lo tenemos que asumir». Con la particularidad de poder cambiar en cualquier momento. «Cuando se han anunciado las suspensiones, por ejemplo, en Sevilla, no nos afecta especialmente como ejemplo. Ellos tienen un montaje mucho más sofisticado en ese sentido. Nosotros podríamos salir a la calle prácticamente en muy tiempo. En un «pensat i fet». Ojala pasara eso. Sería muy buena noticia. Aún así, a día de hoy tenemos asumido que la posibilidad de salir en procesión está casi imposible». Las procesiones de Semana Santa Marinera no generan, salvo algunas excepciones, lo que se consideraría como «aglomeraciones», pero sí una concentración de público suficientemente grande como para ser nada recomendables en la situación actual.

Pero hay otro factor añadido: «Nosotros no podemos aplazar, como las Fallas. La Semana Santa tiene que ser en las fechas que son, con las condiciones que haya». El Domingo de Ramos está previsto para el 28 de marzo.

Imágenes y ritos

La intención de la junta mayor va por salvar lo que pueda hacerse en interiores y en exteriores. Por ejemplo, consideran que la exposición de las imágenes es factible «porque estamos hablando de algo controlable». Tradicionalmente, vírgenes y cristos se exponen en plantas bajas con vistas a la calle. Y la otra parte sería poner en valor aquello que pueda hacerse en el interior de los templos «para lo que esperamos, confiamos, que los aforos vayan subiendo con el paso de los meses, una vez pasemos esta situación actual». No ya los servicios religiosos, sino actos de diferente tipo. «Es momento de reinventarse en todos los sentidos buscando fórmula imaginativas y de aprovechar para adaptarse a la modernidad sin perder un ápice de la tradición».

Desde el 17 de abril de 2019

La Semana Santa Marinera abandonó las calles de la ciudad el 17 de abril de 2019. El temporal de ese año y la pandemia del siguiente obligó a suspender, en el primer caso, los actos en las calles y en el segundo, la totalidad de la actividad salvo la que se hizo on line. Por eso, un tercer año a cero podría poner en riesgo la propia cohesión interna de la fiesta «cosa que queremos evitar a toda costa dentro de las limitaciones que tengamos».