Una pisada puede crear una avalancha. Y una reflexión, un pequeño comentario, puede generar una oleada. Que sirve para visibilizar una realidad y reivindicar el valor de un colectivo. Eso es lo que han logrado Ferran Martínez y Manuel Jorge, falleros clave en la relación entre los diferentes municipios que organizan fiestas falleras y que han sido o son delegados de juntas locales de la JCF.

Y todo comenzó con un comentario del primero con el que quería poner sobre la mesa que miles de personas no solo son falleros o falleras, sino muchas más cosas. Y entre otras, que son sanitarios. Desde entonces se ha generado la corriente #FallersenPrimeraLinea y docenas de fotos muestran a componentes de comisiones participando de las labores de lucha contra la covid. Muchas de las imágenes que van a caer a ese hastag los retratan en el momento de ponerse la vacuna para seguir con la lucha.

Ferran está sorprendido con la contestación tan abrumadora, pero a la vez contento porque se visibiliza una realidad social. «Me surgió porque, la verdad, me sabe muy mal que nos tachen a los falleros de irresponsables. De gente que solamente piensa en la fiesta, en el cubata y en lo suyo. Y ya cuando surgieron comparaciones institucionales entre los casales falleros con los jóvenes del colegio Galileo Galilei, ya, de verdad, me disgusté».

Acentuado por el hecho de que, en paralelo a la situación sanitaria, exista el debate cuando celebrar o cómo celebrar las Fallas. «Con frases como ‘Con la que está cayendo y los falleros pensando en fallas’ o ‘No está el ánimo para pensar en fiestas1». A partir de ahí ejemplificaba el papel de los miembros de las comisiones con la imagen de las falleras mayores de Gandia y Sueca de este año, ejerciendo de enfermeras y del presidente de la Federació de Falles de Burriana haciendo lo propio como jefe del servicio de Urgencia del Hospital de la Plana.

Las imágenes encontraron inmediatamente respaldo con la aparición de nuevas fotos. Y cada día van apareciendo más y más profesionales del sector, con nombre, falla, cargo y oficio sanitario.

Una forma de mostrar que en la fiesta no se da la espalda a la pandemia. «Los falleros fuimos los primeros que renunciamos plenamente conscientes de lo que estaba pasando. Y lo hicimos en el peor momento, cuando iban a empezar nuestros días grandes». Sin embargo, ese foco que surge con periodicidad lo considera inadmisible «A veces creo que muchos piensan que los falleros somos una casta distinta, como si los falleros no tuviéramos padres, tíos, o hijos a los que cuidar. Como si los falleros no fuéramos tuviéramos negocios afectados por las consecuencias de la pandemia». Y que «la comparación con los jóvenes del Galileo, con los padres y madres que se aglomeraron en la recepción a los Reyes Magos de València o como los que cantaban el «a quién le importa» o hacían la conga y la batalla de bolas de nieve en la Plaza del Sol de Madrid ya se ha decidido sin darnos la oportunidad de demostrar lo contrario o demostrar que tienen razón de que somos así de irresponsables».

Donaciones de sangre, premios...

A todo esto habría que añadir, en todo caso, la enorme cantidad de casales que, durante estos meses, han colaborado con el Centro de Transfusiones para ser lugares seguros sanitariamente y celebrar en ellos campañas de donación. Así como la oferta de la Interagrupación a Sanidad para emplear los casales como centros logísticos para distribuir las vacunas. La Agrupación Seu-Xerea-Mercat a premiado a la fallera mayor de València Consuelo Llobell por sumarse a la atención primaria durante el verano o la falla Santa María Micaela que ha premiado a la planta Covid-UCI del Hospital General.

Recordaba además casos como el del presidente de las fallas de Burriana, Salva Doménech, «fue el primer médico que trató a un paciente de Covid en la Comunitat Valenciana. La madre de su reina fallera de 2020 y 2021 se le murió en los brazos con tan sólo 49 años de edad. Ha hecho un informe sobre la incidencia del virus en los actos falleros de Burriana... ¿cómo no vamos a estar rodeado de falleros y falleras con sensibilidad?».

Es, además, una cuestión de proporcionalidad. El censo fallero en la Comunitat Valenciana ronda las 200.000 personas y su universalidad no está reñida con los trabajos en centros sanitarios, por lo que son cientos los que trabajan en hospitales y residencias y que pagan sus cuotas y se calan la peineta en marzo. Son los que ahora aparecen en cascada, con mascarilla, pijama, bata o Epi #FallersenPrimeraLinea