Tras la suspensión de las Fallas 2021 hasta el inicio del segundo semestre, Interagrupación, Federación de Especial y de Primera A iniciaron ayer un periplo de entrevistas por partidos políticos e instituciones para tratar de visibilizar la problemática y que haya una unidad de acción urgente. Y después que, tras confirmarse el aplazamiento o incluso en las horas antes, se hablara de «ayudas», los agentes falleros advirtieron de lo que consideran la cuestión fundamental: éstas deben llegar, sí o sí, a las comisiones. Bajo la teoría de que si se pierde el clavo, se pierde la herradura, el caballo, el caballero y el reino completo, ese entramado socio-económico incomparable en ninguna otra fiesta popular.

El mapa social de la fiesta lleva advirtiendo que la crisis económica ha arrastrado a muchas familias a tener que darse de baja, lo que ha llevado a perder, como mínimo, el 11 por ciento del censo. El mayor de toda la historia de la fiesta desde 1940. Y la pérdida de falleros supone pérdida de ingresos para hacer frente a los gastos estructurales. Porque existen los gastos fijos, los propios de una comisión incluso hibernada (alquiler o hipoteca del casal, luz y agua) y otro sobre el que se ha vuelto a incidir: gran parte de ellas se comprometieron a invertir, tanto en 2021 como en 2022, una cantidad por lo menos igual al 75 por ciento de lo firmado en 2020. Y sin ingresos, ese compromiso (y los contratos están para cumplirlos), empieza a cundir la duda de si se podrá afrontar. Sobre todo, además, porque el ejercicio 2021 está a punto de acabar.

El curso 20-21 se ha podido salvar con la generosa aportación del ayuntamiento (aquel 37,5 por ciento suplementario obtenido el pasado mes de marzo) y con los fondos propios. Pero lo que no se esperaba es que el parón continuara durante tanto tiempo. Y las numerosas rebajas que han aplicado las comisiones para evitar la sangría de falleros también significa que es dinero que deja de ingresarse.

En este contexto, el presidente de la Interagrupación, Guillermo Serrano, recordó durante la ronda de visitas que «Las comisiones somos el hombro sobre el que se teje todo el sector económicos. Y las comisiones no lo van a pasar bien. Por lo que pedimos empatía. Que nos echen una mano a pasar este año». Y en gran parte, pasa por el dinero. Pero con la salvedad de que «las fallas no queremos ser subvencionadas. Queremos salir del hoyo por nosotros mismos». Pero si no hay otra, no le harán un feo precisamente a que el ayuntamiento, que ha aumentado un cinco por ciento ya la subvención, recuperara la fórmula del 37,5 por ciento. Sobre todo teniendo en cuenta que pasan los meses y si la cuenta de gastos de 2020 dejó gran cantidad de dinero por gastar, tanto en la Concejalía de Cultura Festiva como en la Junta Central Fallera, 2021 amenaza con seguir engrosando el «no realizado».