La proximidad de la cara amarga del Covid lo acaban de vivir en la Junta Central Fallera, en la Agrupación de Fallas de Russafa y en Cuba-Puerto Rico tras conocerse el fallecimiento de uno de esos falleros que se consideran importantes, significados. Carlos López Andújar. Con el dolor triplicado porque no tenía más que 55 años y sin unas patologías que pudieran considerarse de alto riesgo. Tanto, que ni siquiera era un positivo ingresado en hospital.

No es de extrañar por ello, el estupor y el dolor que ha causado el fallecimiento. Por inesperado. Carlos formaba parte, por López y por Andújar, de los históricos de la "Falla de la Luz". Y era de los más veteranos porque lo era desde hacía 55 años, tantos como tenía. Fue presidente tanto en solitario como en junta gestora y casado con Verónica Liñana, dos veces fallera mayor. En la actualidad era directivo de la Agrupación de Russafa y delegado de sector de la Junta Central Fallera por Russafa B. Meses atrás había sido nombrado secretario de la delegación de patrocinios, una nueva sección creada en el organismo fallero y dependiente directamente de la presidencia de Carlos Galiana.

En las fallas de Russafa aún no se lo creen y en Cuba-Puerto Rico, aún menos. "Porque era muy, muy buena persona y porque somos una familia. A todos se nos ha muerto un familiar" decía emocionado Moncho Cebriá, uno de los presidentes de la comisión.