A las Fallas no les ha dado tiempo a digerir la suspensión de las fiestas porque inmediatamente después les ha llegado otro motivo para reorganizarse: el cierre forzoso de los casales. Una clausura que no se producía desde la primera ola de la pandemia y que viene a ser el escalón más bajo al que se puede llegar. Cuando en la hoja de ruta estaba, antes de este gran rebrote, la petición de levantar las restricciones a los locales festivos -eliminar el máximo de seis personas para recuperar el aforo del 50 por ciento- ahora se procede al precintado absoluto.

Por este motivo, los casales tuvieron ayer una inusitada actividad: la liquidación de la lotería. Porque este cierre llega en el momento en el que las labores administrativas estaban en plena actividad: cobrar los reintegros o pedreas de los sorteos de Navidad y el Niño.

No son pocas las comisiones que han querido tranquilizar a sus falleros recordándoles que el cierre es, en principio, hasta el 31 de enero. Y que, en cualquier caso, las devoluciones se seguirán materializando en el futuro de esas papeletas en las que se lee «caduca a los tres meses». Tal como decía ayer el presidente de la falla Progreso, Tatín Vivó, «Hace poco hicimos una devolución de hace dos años. Con que se traiga la papeleta, lo demás es una cuestión de voluntad». José Miguel Calap, que es presidente de la Agrupación Centro y lotero de profesión, reconoce que «con este tema suele haber dilema: que las papeletas no caducan nunca, cosa que sí que ocurre con los décimos; y los hay que las consideran como un contrato privado entre quien la compra, el fallero, y el que la vende, la comisión». Lo normal es que sea una cuestión de voluntad del depositario. «En cualquier caso, todavía quedan dos meses».

Lo que sí que van a llevar a cabo masivamente las comisiones es la retirada de los fondos de los casales y su ingreso momentáneo en cuenta. Sobre todo, teniendo en cuenta que los casales han sido últimamente un espacio atacado por los amigos de lo ajeno, buscando precisamente dineros de lotería».

Colaboración sanitaria

Lo que sí que ha confirmado la Junta Central Fallera, tras la pregunta suscitada en el último pleno, es que los casales pueden continuar su colaboración con las entidades sanitarias. Por ejemplo, las donaciones de sangre. «Entendíamos que la prohibición, sobre el papel, se aplica a la celebración de actividades propias de las entidades festivas y que una donación de sangre no es ni ensayar un play back, que es lo que ya no podíamos hacer; ni entregar la lotería, que es lo último que teníamos autorizado», señalaba Merche de la Guía, delegada de Roqueta-Arrancapins. La petición que hizo su compañero de sector Vicente Sirera venía motivado porque «tenemos donaciones programadas para el periodo de cierre de quince días». «Finalmente, sí que nos han confirmado que podemos continuar».

Por otra parte, la Interagrupación ha vuelto a poner sobre la mesa el ofrecimiento de que sus casales puedan ser, además, centros de vacunación masiva o espacio logístico para recepción de vacunas, si hiciera falta. Forma parte de esa línea de participación en la lucha sanitaria iniciada con las donaciones. Tras la suspensión del pasado viernes, estas entidades reiteraron el ofrecimiento a Sanitat, recordando su condición de establecimientos de proximidad.