Alcalde, concejal de Cultura Festiva y representantes de los colectivos falleros volvieron a reunirse, casi doce meses después de que lo hicieran aquel 11 de marzo en el que pactaron el frustrado -en aquel momento no lo parecía- traslado de los festejos al mes de julio. Ahí estaban nuevamente la Interagrupación, Especial, Primera A, Ingenio y Gracia, Experimentación, Delegados de Sector de la JCF y artistas falleros (Gremio y Federación de Gremios). Salvo estos últimos, todos los demás, las "patas sociales" de la fiesta. Los que representan a las comisiones en diferentes vertientes.

Ahora, casi un año después, tienen que afrontar una nueva suspensión pero con un panorama diferente: se intuye que la fiesta está más cerca de volver, pero los tiempos de recuperación siguen torturando a los protagonistas porque el tiempo apremia y éste está condicionado a las previsiones de inmunidad colectiva. Que no entiende ni de plantar, ni de quemar ni de celebrar.

Todo, absolutamente todo, está trasladado a la segunda mitad de año y a partir de ya empieza la confección de un posible programa de actividades, pero sabiendo que corre una prisa moderada: no parece muy fiable saber qué se podrá haber hasta incluso pasado el mes de marzo.

Que serán unas fallas poco parecidas a la rutina es algo que todos parecen tener asumido. Pero ni siquiera el hecho de plantar y quemar tiene ahora mismo una fecha de certeza, con lo que todo lo demás está igual de lleno de interrogantes.

Ahora, las prioridades son cerrar el esmirriado ejercicio 2021. Hoy, en lógica, la asamblea de presidentes decidirá darle carpetazo el 20 de marzo y así poder renovar presidencias.

Ahora mismo, la preocupación para las comisiones es el económico. Y por eso, los agentes falleros pidieron al ayuntamiento nuevamente una línea de ayudas directas a ellos, bajo la idea de que son el naipe esencial en el castillo. Si se cae esa carta, todas las demás (hostelería, indumentaristas, pirotécnicos, artistas...) se caen.

La ayuda municpal del año pasado, aquel célebre 37,5 por ciento, fue un verdadero maná, que permitió incluso acabar el ejercicio con beneficios y poder aplicar rebajas en cuotas durante todo el año a una gran parte de las ocmisiones. Pero esa fuente está agotada y la deserción del 11 por ciento del censo (ni con rebajas se mantiene la fidelidad cuando no hay nada que celebrar) amenaza con poner en problemas no sólo la economía, sino los compromisos de las comisiones con los artistas.

El alcalde les transmitió que «en este gobierno municipal habéis tenido, tenéis y tendréis siempre un aliado fiel y comprometido con todo aquello que representan las Fallas». No se prometió si será un cinco, un diez o un cincuenta. El debate también se trasladará a las otras instituciones públicas, cuya aportación a día de hoy a las comisiones como actores sociales no se ha sustanciado. Hay que recordar, en ese sentido, que cuando se anunció esa subvención añadida del 37,5 por ciento (que acabaron siendo tres millones suplementarios), se lanzó lanzó el guante al resto de instituciones ("Diputación, Generalitat y Europa" dijo textualmente Carlos Galiana) con la idea de conseguir la financiación total de los monumentos de 2020. Esto no se ha producido y ahora queda esa duda no menos preocupante de, a partir de ahora, quien paga. Si es que hay que pagar o si hay que pagar más o menos.

Carlos Galiana aseguró que "las decisiones las tomaremos de forma conjunta como hemos hecho hasta ahora". A partir de ahí, las Fallas de 2021 finalizarán con un único acto en el programa: reorganizarse sin morir en el intento.